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La visita del tibetólogo


(¿Publiqué esto en 2008? No recuerdo.)

El Doctor Jeffrey Hopkins fungió como ínterprete oficial del Dalai Lama durante 17 años, y por cierto ha sido el mago detrás de muchos de sus libros.
Un productor incansable de obras (más de 35 libros), brillante académico y fundador de un denso programa de estudios budistas en la Universidad de Virginia, donde dio clases por más de tres décadas. Es su segunda visita a Guatemala; esta vez, una serie de charlas, y un retiro sobre el “yoga de la deidad”. 


En Guatemala, el budismo ocupa un lugar casi inexistente. Hay no obstante dos centros formales que se ocupan de perpetuarlo: uno de ellos es el Camino del Diamante, y Casa Tíbet Guatemala, ambos de corte tibetano. 

Casa Tíbet Guatemala fue establecido en 1995. Uno de sus co–fundadores es Andrés Montano, quién cuenta con el prestigio de haber sido el primer budólogo surgido de Centroamérica. Montano realizó sus estudios en la Universidad de Virginia, en donde el renombrado doctor Jeffrey Hopkins daba clases –y las dio durante 32 años, desde 1973 hasta el 2005– produciéndose una amistad académica (el Dr. Hopkins fungió como asesor de su tesis doctoral). A partir de allí el Dr. Hopkins fue invitado el año pasado por Andrés Montano a Guatemala a ofrecer un retiro. 

Ahora, la experiencia se repite. El Dr. Hopkins dará dos conferencias y un retiro cuyo nombre no deja de ser enigmático: “Yoga de la Deidad vía las Seis Deidades en Tantra de la Acción”). (Ver recuadro.)

Parece complicado. Y efectivamente lo es. El Dr. Hopkins no regatea las delicadezas de la tradición espiritual tibetana: “Yo mismo no he podido penetrar todas las sutiles complejidades del budismo –y he tratado de hacerlo desde 1973, son 35 años– así que no esperaría que nadie lo haga tampoco”. Sin embargo, compensa: “Bueno, creo que cualquier regular persona es capaz de comprender algunos aspectos del budismo tibetano y ganar beneficios del mismo”. 

El interés de Jeffrey Hopkins por el budismo tibetano no es puramente académico: también es un practicante. ¿Estorbó alguna vez la actividad escolástica a su práctica espiritual? Responde Hopkins: “Siempre intenté que ello no sucediera. Si uno solamente se interesa en las palabras o la presentación externa, o si uno se enfoca demasiado tiempo en la mera actividad académica, entonces ya lo creo que puede volverse disruptiva. En mi caso, como permanecí cinco años en un monasterio budista (desde el año 63 hasta el año 68) yo tenía una buena base, así que cuando fui a la Universidad de Wisconsin, pude más bien usar mis estudios para profundizar en la práctica.” 

Y puede decirse que detrás de su esfuerzo académico, siempre hubo un motivo altruista: “Tan a menudo criticamos a personas en altas posiciones por no hacer lo suficiente por ayudar a terceros, pero la verdad es que personas como yo en una posición de menos poder tampoco están haciendo mucho. Así que cualquier cualidad que yo tenga la quiero usar para divulgar este material por si puede ser de ayuda a otros.”

El Dalai Lama, con quien ha trabajado íntimamente (muchas de las obras archivendidas y architraducidas del Dalai Lama llevan la coautoría del señor Hopkins), es también una inspiración. “Cierta vez cuando yo estaba sirviendo como su intérprete principal, estábamos en Toronto, a punto de salir de un hotel por la puerta del parqueo, en el sótano, por razones de seguridad. Una voluminosa mujer de mediana edad venía en la dirección opuesta y cuando se dio súbitamente cuenta de quién era él, lo abrazó muy fuerte, y él no tuvo reacción adversa alguna. Permaneció inalterado, aún a pesar de que el protocolo de seguridad había sido roto, y yo creo que es esta firmeza de su carácter lo más extravagante que yo haya podido presenciar del Dalai Lama, no una vez sino todos los días.”

El Dr. Hopkins ha sido un declarado activista pro–Tíbet y no es ajeno a las vicisitudes políticas del budismo en el mundo (“Los eventos recientes en Burma [Myanmar]fueron importantes porque el hecho de que hayan sido los monjes los que se alzaron y protestaron contra el gobierno supresivo indica cuán terrible es la situación allí.”) 

Respecto a la Medalla al Congreso otorgada al Dalai Lama el año pasado, expresa: “Está fue la primera vez que el presidente de los Estados Unidos se ha reunido con el Dalai Lama públicamente. Clinton solía llegar al despacho del vicepresidente Al Gore, cuando el Dalai Lama estaba de visita. En otras palabras, la reunión con el Presidente Clinton era estructurada de tal manera que no era ni siquiera una reunión con él sino con alguien más –el vicepresidente. Y sucede que el Presidente Clinton simplemente “coincidía” con el Dalai Lama. Era esa clase de reuniones indirectas, no públicas, que solían darse.”

Con el Presidente Bush, las cosas dieron un giro: “El Dalai Lama se reunía con él en su residencia personal. Pero incluso tomando lugar en la residencia del Presidente Bush, eran reuniones de altísimo perfil con todos los asesores de seguridad nacional. Así que Bush subió el nivel. Ahora, con el presidente Bush en la ceremonia del Congreso y presentando el premio a su Santidad junto a la Oradora de la Cámara de Representantes –Nancy Pelosi–, se levantó incluso más visibilidad. Necesitamos entender que el gobierno comunista chino siempre procura evitar –cuando su Santidad viaja afuera de la India– que otros gobiernos se reúnan con él. El miedo a su persona es tan grande que hacen el ridículo en el intento de detener estas reuniones. Me pregunto por qué no lo dejan reunirse con quien él lo desee, por qué no lo ignoran, pero su miedo a que la verdad de la situación en el Tíbet salga a la luz es tan grande que hacen lo que pueden –por ejemplo, por medio de compromisos económicos– para impedir que los jefes de estado se junten con él. Así que el hecho de que el presidente Bush se reúna con él en esta maravillosa ceremonia era un paso importante.”

El Dr. Hopkins no es particularmente optimista respecto a la situación del Tíbet: “Se pone peor y peor, y es difícil ser optimista porque China gana tantísimo con la apropiación del Tíbet, en términos de recursos naturales.” 

El Dr. Hopkins no se ensombrece, no obstante. Sus últimas palabras de hecho versan sobre la felicidad: “El ingrediente más importante es entender que los otros seres quieren la felicidad ellos también y no desean sufrir, de igual manera que yo quiero la felicidad y no deseo el sufrimiento.” 

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