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Bicicletas

Que refundan los templos de oro
y hagan mejor
un montón de
bicicletas
para dárselas a los niños
con los muñones de cobre.

Los templos,
los huesos
de tantos reencarnados.

Juntemos todos nuestras lenguas
y los glandes blancos
para alimentar a los perros sin patria.

Convirtamos los cuadros famosos
en olvido, porque allí es donde
nacerán las flores auténticas.

Vamos a entregar
a nuestros hijos, dulces
hijos, a la ciudad sin nadie.

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