«¿Se acuerdan de ese meme en el que el nene le pregunta a su mamá si quería niño o niña y ella le dice “yo solo quería ver una peli”? (porfa, no se pongan woke). Algo así pasó acá.
Para empezar, no creo haber escogido llegar a HALO.
Una sincronicidad muy misteriosa entre recién haber salido de una depresión pisada después de un cáncer en casa, y de trece años de tomar la decisión de divorciarme de la divinidad o más bien, del marco en el cual se me había presentado desde muy niña, uno de amor puro que sin embargo me rechazaba por ser quien soy o amar a quien amaba… una condición culposa, agravada y, aunque honesta, una que no tuve la madurez o sabiduría de traspasar… bueno, decidí “tomar mi vida en mis manos” y convertirme en la persona atea más íntegra de Guatemala XD, porque no necesitas a dios para ser una buena persona, ¿cierto? Cierto. No… necesitas a Dios.
Lo que no sabía, pero sospechaba, era que algo operaba constantemente en mi interior. A través de mis relaciones desastrosas, mis tremendos conflictos internos, todas esas ideas que tenía de mí y del mundo. Algo allí, aquí, siempre.
Entonces ese algo se hizo evidente: después de un (go figure) masaje energético… sentí en todas mis células la interconexión con todo lo que existe y vi los colores otra vez. Me di cuenta de que todo, TODO es un milagro.
En ese mismo mes se presentó la invitación por facebook de parte de Maurice, de que quien leía columnas y aforismos y posts en los últimos meses sintiendo un temblor involuntario e indescriptible, para hacer un viaje espiritual de vuelta al Ser. Lo no-escogí como un clavado de frente de 10 metros. Como una estaca de madera directa al pecho. No sabía a lo que me estaba metiendo.
Hurgamos todas las posibles honduras… muchas no fueron agradables, fueron dolor puro y duro. Maurice, el sabio amigo, proyectando los sabores pertinentes (dicen que sabiduría no viene tanto de saber, sino de sabor) mientras la Mano sostenía el proceso, el One Taste. Entablás una relación de amor-odio cósmico, sobre la sábana de la bendición. Entendí el concepto de quedarme, de ser unx guerrerx. Acá y ahora, con todo el corazón.
Terminamos el proceso después de poco más de dos años y medio, con más belleza y crudeza que nunca.
La Realidad exige valentía, que para nuestra fortuna, no es más que cobardía transmutada. Si algo vibra dentro, dale mano.
Pensá en una canción de Tool. Subíle 108 watts.
Llorá en este abismo perfecto… ofrendá esas lágrimas y conocé el Amor.
HALO… es solo el principio.»
Ana Cardona Morphin,
Julio 2020
Comments
Post a Comment