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Los compromisos del estudiante


HALO viene con una serie de responsabilidades y compromisos, tanto para el estudiante como para el maestro. En el presente texto nos enfocaremos en los compromisos del estudiante. 

 

 

Compromiso económico

 

Por ser el más concreto, no el más importante, empezaremos por abordar el compromiso económico. Las reuniones del primer programa (el viaje uno) son gratuitas; las del segundo programa (el viaje dos) valen Q150; las del tercer programa (el viaje tres) valen Q200. Se paga contra sesión. En algunas tiendas de barrio no dan fiado, y en esta tampoco. No es dable pues acumular dos o más reuniones sin pagar. Más bien es simple: si el estudiante no liquida sus reuniones, el proceso es liquidado. El pago puede ser por efectivo o transferencia digital. Se le pide al estudiante que si va a cancelar una reunión, lo haga por lo menos con un día de antelación. Si el estudiante cancela la reunión el día en que estaba prevista, se le cobra igual. Eso sin importar la razón. Si fuera el maestro el que cancelara el mismo día de la reunión –nuevamente, sin importar la razón– dará al estudiante la próxima sesión de HALO sin cobrarle. Es un trato justo. De más decir que ambas partes se comprometen a avisar si no van a poder acudir a la cita, siquiera el mismo día. 

 

 

Compromiso laboral

 

Trabajar en los términos de HALO quiere decir trabajar siempre, trabajar bastante, y trabajar bien. En términos de trabajar siempre, ello quiere decir que el estudiante está dispuesto a trabajar todas las semanas durante el período que dure el programa. HALO está buscando la clase de estudiante que tenga la estamina (por tanto la entereza nerviosa y física) para realizar todo el viaje, de principio a fin. Se entiende que, por diversas circunstancias, esto no será siempre viable, pero una fuerte intención de concretar el proceso debería estar en todo caso ahí. Esta devoción al proceso se traduce como perseverancia y continuidad. La continuidad de hecho es invalorable, porque garantiza momentum. Es como hacer fuego con dos piedras: si interrumpimos la fricción, perdemos el calor ganado, y no habrá llama. Lo cual supone no cancelar reuniones a menos que sea absolutamente necesario. Cuando un estudiante tiene una proclividad a cancelar reuniones, lo preferible es soltarlo. No es que no se pueda de vez en cuando cancelar una reunión, pero eso en todo caso constituye una situación excepcional, y en la medida de lo posible, como ya dijimos en el compromiso anterior, ha de hacerse con antelación. Fuera de la reunión, el trabajo consiste en hacer las tareas, que a veces son varias, y en realizar una práctica de consciencia sin elección, o la que dictare el maestro. Trabajar bastante quiere decir que lo mínimo de trabajo no va a bastar y medio trabajar tampoco: la verdadera mística está en la extra milla. O como diría la Madre Teresa: hay que dar hasta que duela. Trabajar bien implica impecabilidad, talento, atención consciente y constante. 

                    

 

Compromiso relacional

 

El compromiso relacional tiene cinco alas: deseo, respeto, intimidad, entrega, comunión. Empecemos por el deseo: lo primero es querer estar con el maestro. Si tal deseo no está ahí, el proceso todo y entero será estéril. Un mero sentido de obligación no será suficiente. Junto a este deseo de estar con el maestro, debe darse un respeto básico a su persona y a su forma de hacer las cosas. Estamos hablando de respeto en cuanto a no transgredir ciertos límites. Hay espacio para la frivolidad, claro, pero la jerarquía básica ha de ser mantenida. Esta jerarquía y este sentido de reverencia no benefician tanto al maestro como al estudiante, por cierto. Es por él que se establece para empezar, dado que es un ingrediente importante del crecimiento espiritual. Más allá del respeto, también hay una afinidad que es necesaria, y que poco a poco empieza a convertirse en intimidad. El estudiante ha de preguntarse si está dispuesto a abrir totalmente su corazón y sostener una relación realmente cercana con el maestro. Digamos de una vez que esta relación, que es una relación de amor, no se parecerá a ninguna de sus otras relaciones significativas, pero bien puede terminar siendo la más significativa de todas ellas. Es como un romance, pero no un romance carnal o sentimental, sino espiritual. Una relación así y un proceso como el de HALO piden mucha madurez emocional y psicológica. La intimidad da lugar a la entrega. Entrega al maestro y al viaje por igual. En esta entrega, el estudiante se deja guiar completamente. Esto no supone dejar de ser crítico, evidentemente. Pero de otra parte sí hay que establecer un proceso avanzado de confianza en la espiritualidad en general, y en HALO muy particularmente. Confianza en el maestro, en sus procesos, en sus mensajes, en sus atmósferas. Si el estudiante tiene problemas de compromiso, esto no es para él. Con el deseo, el respeto, la intimidad y la entrega surge por fin una profundidad, que llamaremos simplemente comunión: en donde el estudiante y el maestro se hacen uno. 

 

 

Compromiso mental

 

HALO es un programa de acción, de diálogo y de meditación. Pero también lo es de estudio. Hay una buena dosis asociada a HALO, y quisiéramos decir que esto no es para personas a quienes no les gusta machacar contenidos o recibir clases. Aquí hay muchas clases y son a veces largas, densas, algunas incluso irritantes. Se requiere en ese sentido una mente fuerte, capaz de mantener el foco y la precisión. Luego algunos de estos contenidos son muy sutiles, y precisan una mente sutil. También una mente creativa, imaginativa y exploradora. Y definitivamente una mente abierta. Queremos mantenernos abiertos al misterio y las posibilidades del espíritu. En HALO se mantiene la idea de que detrás de todas las espiritualidades hay una metaestructura espiritual universal, que siendo la misma no niega la diferencia. Por tanto el enfoque de HALO es pluridármico, lo cual implica la capacidad de sostener muchas perspectivas. Si una persona no puede trabajar con distintos darmas, espiritualidades y religiones simultáneamente, entonces HALO no sabrá servirle. La idea es apreciar la complejidad y diversidad de expresiones de desarrollo de la consciencia existentes (y no sólo las convencionales u oficiales) pero siempre siguiendo una filosofía de respeto al valor único e individual de estas (evitando así fundirlas en una mezcla indiferenciada y vacía de substancia). Quedan incluidas aquí las perspectivas espirituales no teístas y también las seculares, tan válidas como las otras, siempre y cuando mantengan una dignidad sagrada. Lo último a decir en relación al compromiso mental es que se requiere del estudiante cierto, algún grado de madurez emocional y psicológica.  

 

 

Compromiso espiritual

 

Quizá el requisito más importante en HALO sea una suerte de lujuria por el espíritu, una lujuria espiritual. Idealmente, HALO es para individuos que ya poseen una llama espiritual, no para individuos que aún están tratando de entender si esto de la espiritualidad les interesa o no (para eso hay otros espacios). Será por cierto esta brasa la que los sostendrá a lo largo del proceso, que puede ponerse demandante, especialmente en el tercer viaje. La mera disciplina, siendo un factor importante, como ya vimos, no será suficiente. Se ha visto una y otra vez como el proceso expulsa a aquellos que no tienen suficiente hambre interior en ellos. O ellos mismos y ellas mismas se autoexpulsan. El estudiante que carece de semejante devoción al Espíritu es mejor que ceda su espacio a otro que sí la tenga (son muy pocos espacios en HALO, por tanto lo preferible es que los ocupen aquellos a quienes de veras les interesa). Esto no es para personas que están jugando, sino para personas que consideran que la espiritualidad es una prioridad y un valor real y en realidad el valor más alto en su vida. La seriedad es crucial. HALO tampoco es para personas que quieren adherir otra experiencia a su portafolio de experiencias. No es entretenimiento, un hobby, una actividad lateral. Luego tampoco es para personas que están buscando mero bienestar o mera sanación física o psicológica. El bienestar y la sanación pueden venir, y seguramente vendrán, pero no es por lo cual estamos aquí. No estamos en el negocio del wellness. Asimismo, HALO no es para personas que solo buscan la compañía o personalidad del maestro. Antes bien, HALO es para personas que quieren ir a Casa. Y que están dispuestas a pagar un precio por ello. Que saben por lo tanto que el darma es la mejor inversión que una persona puede hacer en su vida. Hay gentes que vienen aquí y lo saben y lo aprecian: esas son las gentes que interesan a HALO.

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«Inicié el viaje espiritual en HALO el 13 de abril de 2020, en una época difícil de mi vida. Mi objetivo era adentrarme en una espiritualidad más profunda, hacerla crecer y lograr un mayor acercamiento a Dios. Soy una católica practicante, y eso es algo de lo que hablamos y convenimos desde un principio con Maurice, que dicho viaje se enfocaría dentro del camino cristiano.