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Kundun

Martin Scorsese cumple perfectamente con el arquetipo del explorador, y así lo ha mostrado su variada cinematografía, rica en temas, pródiga en recursos. Scorsese nos ha llevado de la mano al mundo ceñido y saturado de la locura infraurbana en “Taxi Driver”, o a las atmósferas violentas y glamorosas del mundo gangsteril en “Good Fellas”, nos regala una magnífica crónica absurda en “After Hours”, presenta el casto desorden de un jazzista en “New York, New York”, de un boxeador en “Raging Bull”, de un cómico en “The King of Comedy”, de un jugador de pool en “The Color of Money”, de un psicópata en busca de venganza en “Cape Fear”. Scorsese es el gran relator de esa ciudad innegociable, Nueva York, en su vertiente actual o antigua, y así lo ha mostrado en tantos filmes, como “The Age of Innocence”, “Gangs of New York” o “Bringing out the Dead”. 

Entre sus películas de tópico religioso encontramos: “The Last Temptation of Christ”, magnífica, y luego “Kundun”, sobre el Dalai Lama, y más específicamente: sobre un segmento de la vida del Dalai Lama: el segmento que va desde su infancia hasta su exilio difícil, a causa de la ocupación china del Tibet.

La película, aunque no exenta de exigencias formales interesantes, es una película bastante clásica en su aplicación cinematográfica. Valiosa es la manera en que resalta cómo el actual representante del Lamaísmo en la tierra tuvo que apresurar su proceso de maduración, confrontado por Historia.

En una carta del Dalai Lama, dirigida a Deng Xiaoping, en 1981: “Debemos mejorar las relaciones entre China y el Tíbet y entre los tibetanos que viven el país y en el extranjero. Sobre la base de la verdad y la igualdad, debemos intentar desarrollar la amistad entre los tibetanos y los chinos en pos de un mejor entendimiento futuro. Ha llegado el momento de aplicar nuestra sabiduría común a un espíritu de tolerancia y de amplitud de miras, para que el pueblo tibetano pueda alcanzar, con carácter urgente, la felicidad genuina.”


(Columna publicada el 5 de octubre de 2004 en mi columna La Cueva, de El Quetzalteco.)

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