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El varón budista


(Columna publicada en Buscando a Syd el 25 de octubre de 2007.)

China espumeó bastante por el encuentro Bush–Dalai Lama. En Pekín saben bien que este ser de aspecto modesto, este sólo–soy–un–monje–budista en realidad es un poderoso varón que ha sabido granjearse una cultura política excepcional, remontándose a Mao. Tenzin Gyatso escuchó a los viejos rabinos, y éstos le explicaron cómo es que hace uno para eternizarse en el destierro (“los tibetanos han aprendido los secretos de la supervivencia espiritual judía en el exilio”). Y allí está la medalla del congreso estadounidense para demostrarlo, un éxito fascinante de lobbying y perdurable gestión de imagen. Esta imagen es la que todos los no–budistas asocian al budismo, de hecho, cuando en realidad monjes budista dignos de nuestra atención los hay bastantes, en variadas corrientes. Pero es muy concretamente Tenzin Gyatso quien cuenta con el apoyo de millones de personas, algunas muy influyentes (desde los Beastie Boys hasta George W. Bush, ahora) y si la causa tibetana no ha dado mejores frutos es solamente porque China es como un carro blindado: cómo cuesta que pare. Y no va a parar. En lo personal, no respondo a ningún líder, pero el Dalai Lama me parece el líder espiritual más importante hoy. Mientras en el vaticano perpetúan anatemas medievales, él ya está hablando de plasticidad cerebral: ¿se mira la diferencia? Nótese que esta comparación que algunos juzgarán un tanto intolerante es completamente mía, no se piense que de él: al Dalai Lama no se le puede adjudicar ninguna mácula que sugiera comparación o exaltación religiosa, al contrario. Cuando vino a Guatemala, hizo un poderoso evento ecuménico (con exactamente todos los sectores religiosos, mayas incluidos, por supuesto). Un hombre formidable, y me alegro que en Casa Tibet Guatemala se haya puesto esa foto suya para honrarlo, presidiendo la sangha.

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