Este viaje es un viaje preciso, simple, elegante y compacto, como un microchip.
O como una semilla.
En la semilla está el universo entero.
Por tanto explorando la semilla exploramos el universo.
Siendo un viaje tan corto, es un viaje infinito.
¿No es encantador lo infinito?
Ciertamente debería de serlo.
Y sin embargo hay quienes reducen y circunfieren lo infinito a un bostezo.
¡Un crimen!
Comprendan que esto no puede ser ni aburrido ni frío.
Si algo, estamos aquí para dar calor.
Estamos aquí para acompañar a las almas que vagan en cámara lenta por las infatigables tinieblas.
Y tenemos una sola oportunidad para dar en el centro de la diana.
Hay que acertar.
Todos nuestros poderes creativos tienen que estar al servicio de este encuentro.
Todo nuestro talento ha de enfocarse en formular un trazo simple y hermoso en el alma del buscador.
Y la herida tiene que ser profunda.
Ir a lo hondo, ir a lo místico.
El brujo mete su mano en el pecho del condenado, y saca de ahí un diamante.
Estamos aquí para levantar un santuario.
Bello texto y reflexion. Es tan encantador lo infinito, como lo es encantador la brevedad que nos lleva a la muerte de ese algo, que inevitablemente renace una y otra vez. Y es que es así: el infinito no es más que una sumatoria de muertes y reinicios breves.
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