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Showing posts from February, 2019

Sonarán los trombones

Sonarán los trombones: los ángeles caerán sobre calles mojadas. Sonarán los trombones y algo bello y algo bello subirá desde las fosas más amargas. Sonarán los trombones: los vivos y los otros y los saurios irán de la mano. Sonarán los trombones: sepan que esta noche sonarán hasta sangrar.

Bicicletas

Que refundan los templos de oro y hagan mejor un montón de bicicletas para dárselas a los niños con los muñones de cobre. Los templos, los huesos de tantos reencarnados. Juntemos todos nuestras lenguas y los glandes blancos para alimentar a los perros sin patria. Convirtamos los cuadros famosos en olvido, porque allí es donde nacerán las flores auténticas. Vamos a entregar a nuestros hijos, dulces hijos, a la ciudad sin nadie.

Torsos que se arrastran

Me curan los enfermos. Son ellos quienes abren su pecho. Son ellos quienes van lamiendo las excrecencias, las heridas, las monumentales infecciones de mi espejo lastimado. Son ellos quienes toman mi pésimo corazón y le dan vida. Torsos que se arrastran me muestran el camino.

Manchado de alegría

Estoy manchado de alegría, mis manos están manchadas de alegría, las iglesias manchadas de alegría riendo se derrumban. Me ha sido todo devuelto: me han regalado cinco plomeros para arreglar el mundo, me obsequiaron una niña, en la noche, me ofrendaron algas de verdad, me invitaron a un vaso blanco de whisky. Con tanta abundancia, no queda más que repartir tendones en los poblados próximos. Tengan todos sus tendones.

Monjes pirados

Se metieron a la fiesta por la puerta trasera, nos han traído el malestar de lo sagrado, gesticulan con un revólver caliente. Bailan en las diez direcciones, no son los bienpensantes, son los monjes pirados que venden boletos a la salida de los teatros. Cuando por fin les agarramos cariño, los muy cabrones se van a buscar a viejos amigos al lejano Damasco, o juegan fútbol y meten goles, dejándonos huérfanos, o se quedan con nosotros pero nos avergüenzan al no aceptar nuestros novillos sangrientos, al hundir sus largos dedos ardientes en las suaves vaginas de las piedras. No atinan; serán santos, pero no atinan.

Wesak

al Señor B cien mil universos de cartílagos áureos en la carne del dharma nos hacemos espacio los dedos de los gatilleros se desprenden en gozo mi coronilla es  una llaga que espera hacia arriba diente tú destructor  con tu rosa hecha de lotos veniste a pegar  las blancas  las moradas cabezas  de los decapitados  trajiste tu espejo sin substancia trajiste tu sabiduría  de sangre vacía que la rueda  siga girando jefe todo sea compasión

Ellos conversan

(Poema para ellos, Pues platican.) Ellos conversan,  Los conversadores,  Los pescados Esmaltados sin más amor Que el de hablar y más hablar. Lo más bello es este rojo  Espejo en donde las horas no pasan.  Muy dura la vida, Cuando nadie dialoga.  Sin conversadores No hay conversos.  Palabras mías Si otro las escucha.  En este nido  De la voz encontrada Se vale susurrar y aullar.  ¡Recuerden a Rumi y a Shams! Los que se quedan callados Son los amigos subrepticios de la oscuridad.  Decir desde arriba  Es estar para siempre solo.  Pero hablar en círculo Es recibir el aceite descoyuntador.  Que los pechos sangren Por hablar de las cosas más altas, De viejas historias de guerreros.  Es vos y yo quien dice lo mismo. Las tazas de café  Son la forma en que el páncreas De un ángel nos quiere expresar algo.  ¡Por Dios, tomemos café y charlemos!  Seamos corteses,  Cortémonos las manos  Que quieren h

M

Namo mahamudraye. Todos busquen.  Busquen en la carne de los panditas, en la sangre entreabierta de los yoguis.  Busquen todos ustedes familia debajo de la alucinación, y encima del vaso del sueño.  La realización tiene pies, corre por los caminos, dicen que tiene tres brazos y tres pistolas.  Busquen adentro del dedo del tulku.  Busquen en las orillas de las estupas vaginales.  Allí en la perla renacida en ostra y en la ostra puesta sobre el tálamo. Dime Gurú, dime que busque y que siga buscando.  Medusas reales, denme el esfuerzo, el esplendor rojo. Concédanme las palomas hechas de tantras.  Kagyus infinitos, inspiren mi mente.

Los gallos y los dioses

Hundiré mi dedo en tu frente. Lo que es afuera es adentro.  Lo que es adentro no existe.  Los viejos dientes cesan, las alas enteras se pudren, pero hay algo sin raíz que brilla y ni aún el ángel consigue asir.  Los gallos y los dioses, los cantos y los ríos,  toros y cuchillos de allí surgen por igual.  Lo sé; lo he visto; me moriré viéndolo.  ¿O me verá a mí? Ni una cosa ni la otra.  Estamos hechos de la misma mirada.  Hechos del mismo vacío sempiterno.  Toda sangre es transparente. 

Misterio

no restañar el misterio con infantiles creencias no esconder el ala inefable en el cuarto de atrás no negar la llaga de la duda ni olvidar esa dulce angustia de no saber

Sin plan

Vivir sin un plan, sin colectar ninguna cosa en la pecera interminable de los proyectos.  Avanzar sin los mil fusiles contemplados. Coser lo que no tiene diseño.  Beber el vino, jamás saber. 

Vago místico y poeta

Fijáte vos que últimamente  me han dado unas ganas locas  de matricularme de vago místico y poeta  y si bien es cierto que siempre hay un súperyo  diciéndome que ordene en forma de triángulo las manzanas hay otra dimensión de mí mismo más ronca y tabacosa que me insta a ser  por una vez y por siempre un ejemplo de pura irresponsabilidad y una cosa salada  y un ojo hecho de vino y tengo a veces la extraña sospecha de que sin esa locura infinita no voy a poder deshacerme de este miedo  que me envuelve y engusana  y a lo mejor la luz consiste  en darle vuelta a los callejones  como quien le da la vuelta  a un guante  y por eso de vago místico y poeta me gustaría matricularme en caída y en ascenso y desamarrado y sin punto de referencia y entendiendo que todo llega a quien extrae flores de la carne fijáte vos. 

Ponéte cómodo

Ponéte cómodo; la pantalla es grande. Tomemos lo que nos corresponde, el universo, y sus proas, sus galaxias desatadas. No hace falta ir por la vida sufriendo, viendo chiquito. Los erizos son los juguetes de los idiotas, los mismos que van su banderita de la patria en el carro. Los que se acomodan en la pequeña esquina, sin asomarse al abismo nacarado de las cosas flotantes, qué pena dan los no amigos del oro artístico de la vida.  No es cuestión de billete. Es cuestión de elevarse.  De ver cómo ya todo está preparado para los que se revuelven con la vida, los confiantes.  No hay canas. Todo te quiere. Vos, que remachás armando relojes,  posesionador de preocupaciones, dáte cuenta: la joya la tenés incrustada en la mano.  Ponéte cómodo. Ya relajáte.  

K

Usted era el anciano, pero ahora yo soy el anciano. Quiero darle las gracias por haberme acompañado durante la mayor parte de mi vida adulta. Y por tomarme la mano, mientras muero.  Estoy despierto, señor K. Estoy despierto. 

Las lenguas te buscan

Las lenguas te buscan. Las lenguas y los caracoles y los fragmentos te buscan, vienen de todos los continentes, en gran marcha disyuntiva –obsesión por encontrarte. Traen ofrendas exuberantes a tus pies, colillas doradas de cigarros de películas de los años cincuenta, traen indescifrables dados que tuercen el azar, orejas dadoras de músicas, traen esbozos de universos, traen los marzos del futuro, traen millares de gavetas, traen quién sabe qué sentimientos boreales, traen, parece, anteojos grandes para verte muy de cerca.   Y ya están aquí, les pones la mano en la frente, caen al piso rojo, electrocutados, y gesticulan en lenguas ignotas y piden vino y coral.  Aun las estatuas se quiebran en silencios aulladores, y las criaturas espartanas echan espuma por la boca, y una especie de gozo idiota ha llenado este teatro, y las butacas sueltan chirridos de esperanza, y lo que antes era fino deambula inarticulado, y las empuñadoras exultantes están

Primavera de los pellejos que caen

Ojo, confusión del mundo. Han puesto una mano con un cuchillo en mi mano.  Donde lo otro se va la sangre.  Donde la piel desvestida.  En el edificio de las vértebras, qué gran calor nada escaso.   Van cayendo los pellejos.  Todo llama y eco.  Divinidad llama.  Moverte y no hacerlo de nada sirven.  Retener y expirar, de nada sirven.  Seremos hasta donde aquello pierde su flor definida.  A lo que nunca es forma  van estos impulsos con nadie.  A tanta luz respirando vacío.  El ojo debe a todas luces quedarse,  mientras el innumerable resto sigue. 

Poema sin nadie

El silencio, la palabra sola, por fin. De este cuaderno  no surgirán pájaros de gloria, más.  Por fin, por fin.  Ya no late el corazón: el corazón que late con un aplauso.  Hay vino, en lo solo.  Habré de seguir redactando al servicio de los ángeles solamente.  Vendrán ellos, nadie más, ni siquiera ellos.  Poema sin nadie, así llamado.  Será veraz.  Caerá desde ninguna llama. 

Nada puede bloquear el flow

Nada puede bloquear el flow, porque incluso el bloqueo y lo bloqueado y lo bloqueante son el flow.  No hay una costa en donde el agua expira; todo es líquido, oscuro y luminoso. Incluso los campos de concentración están hechos de flow.  Los neo–cons son flow.  Los ojos cosidos a la sangre son el flow puro.  No hay un solo lugar en donde el todo no exista, no hay un solo rincón ausente.  Imposible caminar hacia la totalidad: lo único que podemos hacer es caminar en ella y como ella.  Lo sellado es siempre lo abierto. Si recordamos o no recordamos, da lo mismo.  Si sabemos o no, da igual,  porque el conocimiento no es requisito de eso que es. Todo se está ecualizando, de acuerdo a la química y los vectores.  Todo arde necesariamente. La elipsis es posible, pero burocrática.  ¿Para qué cargar este pesado manto de interpretaciones?  No hace falta otro templo de párpados, otra ceremonia más.  No hay por qué cruzar el lago. 

El universo todo es un ser sintiente

El universo todo es un ser sintiente.  También come, coge, defeca y respira. Tiene que pagar cuentas, y abrir besanas en la tierra de la antimateria.   Dice palabras bienhechoras,  pero al próximo minuto se enoja  y arma una supernova que allí te encargo.  A veces le agarra la saudade intergaláctica, y es cuando se pone a escuchar lánguidas melodías curvas, extrañando las protogalaxias de otrora.  Lee cantidad de libros en su tablet unibeige.  Se enoja cuando le tapan el pasillo en el supermercado. Toma contento su café,  mientras procura regalarnos leyes elegantes.   Le gusta, en sus ratos libres, armar cosas a escala, y ver el débris cósmico reunirse en ciertas esquinas, y hablar con otros universos paralelos.   En las noches se arrodilla, juntando las manos en plegaria, frente a algo que no entiende. 

El árbol

Si ves al Gurú, pídele el revolver. Si ves al Gurú broncíneo a la orilla del río de sangre, dile que quieres jugar a la ruleta rusa.  Él no podrá negarse: el Gurú adora estos juegos.  Pondrá el arma en su sien. Pondrá un tiro en su cabeza. Pondrá otro más en la tuya.  Luego enterrará tu cadáver en un lugar bastante cercano. En donde crecerá un árbol vasto, cuyos frutos serán revólveres para otros que deseen jugar. 

toma el teléfono

toma el teléfono y llama a alguien y dile eso que estás perdido  desnudo solo  doblado sin calor  ni estío confía exhala confía porque las personas allá afuera son más de lo piensas están hechas  de sufrimiento pulido han heredado el dolor todo del mundo ya pasaron por allí y por eso saben y pueden ayudarte te escucharán te ayudarán a destrabar el ala  del alambre de púas y te mostrarán  el camino  que da a la escalera 

La tierra es buena

La tierra es buena porque acoge a las criaturas musgosas, las que nadie más atiende.  Buena porque no es avara, porque ahoga el grito de los asfixiados,  recibe a tantos muertos, tolera cada día la quemante luz del sol.  La tierra es buena porque mientras allá arriba todos intercambian erráticas formas sutiles, ella es adusta y rectora, nos da estabilidad y un horizonte.  La tierra no es translúcida, pero tampoco trémula, y admite el olvido como estrategia, y en ella podemos enterrar los puñales nuestros que ya no son sino la sangre.  La tierra es buena porque es durable, y porque en la noche recibe a los demonios.

Espejario

El hombre corre, mil espejos. Siempre surgido, busca algo lento, que no sea, siempre, feroz imagen.   Al fin entiende: detrás de lo vano y lo harapiento no existe un punto, o esencia. Todo es reflejo inabordable de otra cosa.  Él mismo es espejo.

Condénsate, yogui

Condénsate, yogui, mantén la disciplina, entremézclate con la oleada dorada de las prácticas.  Aprende tu alfabeto de cuchillas egodesgarradoras,  visita el ritmo exhalante que todo lo penetra.   En el ápside de la sadhana  está la miel, la única guarida sin límites.  Vamos yogui, alienígena celeste,  bestia pulsante, no ceses, nace, sal del cementerio, arráncate los pulpos muertos, las ventosas parasitarias que te arrancan la sangre, porque tu sangre es ya del infinito, y tú eres su discípulo selecto, su pez más necesario. Condénsate, yogui, desinfecta, trae a ti una luz sin migas, una luz pura, dura y suave. Sí, sí,  desgarra, desconyunta, deshace, sube al mar, sube al trono, muere y vive en tu disciplina.  Eres alto. Los collares sollozan a tus pies. 

El huésped

Ha entrado un huésped a tu casa. Un huésped no invitado. No grites.  No luches.  No lo saques con violencia.  Saldrá quizá, o no saldrá.  Es verdad que no lo invitaste.  Pero es tu huésped.  Acéptalo  Como aceptas  A tu pareja Y a tus hijos.  Dale algo de tomar. Conversa con él.  Escucha por qué está contigo, En la tarde que se apaga.  Entra en su mundo. Conviértete tú en su huésped. 

Robo

Primero se robaron las pinturas del templo.  Luego se robaron el templo todo.  Ya puestos en ello, decidieron robarse al Hijo,  después al Padre, y al Otro también.  Es un asunto muy muy bochornoso.

Tú y yo somos los ojos de Dios

Tú y yo somos los ojos de Dios. Dios se mira a sí mismo, a través de nosotros.  Somos las retinas  por donde Dios espía su propia vagina eléctrica.  Pasa que luego  se cansa de los mismos  puntos de vista.  Eso explica por qué,  cada cierto tiempo,  somos extirpados,  serena o violentamente.  Pero allí está que el Gran Enucleado amasa otros ojos, otras perspectivas.  A su modo, el Padre ama la vida.

Tres

“Toda vida verdadera es encuentro.” Martin Buber Hacia adentro, hacia fuera, hacia arriba: todo junto.  Viniste al mundo a vivir, y vivir es cuidar la triple relación.  La esencia del existir es un diamante hecho de tres diamantes, de tres presencias constructoras, de tres autenticidades,  de tres eslóganes, de tres hachazos, de tres delirios.   Cuando descuidas la triple relación, el sentido sangra.  Es así de sencillo, así de obvio, así de evidente.  No hace falta ser un exquisito, un maldito iluminado.  Por tanto no codifiques más, no te hundas en los símbolos sin fin.  Debes llevar tu impulso simplemente en esas tres direcciones, hasta que todo sea triplemente penetrado, conferido y alabado.  Es sencillo: hay microbios, hay terrores, hay zarzas ardientes.  Si no entiendes eso, mereces tu infelicidad.  Decreta que eres algo grande, algo bueno, algo curioso, algo poemático, algo no monstruoso, algo humano.   Por respeto a ti mismo no vi

Visión del Anacoreta

I Siglos antes, camina el Anacoreta misterioso en los sures lentos de los desiertos de Gaza, haciendo ayuno y elevando las almas tumorales.  El Anacoreta ora entre su fiebre, apartado del pan  de las cosas, y puliendo pacientemente  en un pedazo de hueso el rostro del Ungido.  II El Anacoreta es la luz misma que viene de lo negro.  En su ruda celda Dios mismo descansa.  En su alma noble la ira ha sido castrada.  En su boca las mentiras se hacen verdades.  Sus conferencias avergüenzan a los más doctos.  III Ayer por la noche el Anacoreta tuvo una visión, y hoy muy temprano nos congregó a todos. Nunca olvidaré el tono casi amoral de su voz,  mientras iba relatando las tristezas de la masacre cósmica.  Habló lentamente, como desde una tumba infinita. He aquí, entre otras cosas, lo que dijo:  “De mi ombligo  ha brotado  un sueño nocturnal, horrible alucinación  de espuma de sangre.  Halcones de materia  de furia