Skip to main content

Jiddu Krishnamurti


Contrario a todos esos
maestros supracelestes,
tan sonrientes y etéreos,

Krishnamurti era medio bravo,

y nos hacía sentir a todos
muy avergonzados
por no entender

lo que estaba
diciendo.

Todavía le recuerdo en su última charla.

Cuervos lúcidos brotaban
de su corazón ochentón,
y del cáncer de su cuerpo.

En cierto momento dijo, despectivamente:

«Dios, ¿qué clase de gente son ustedes?»

Comments