Leía mientras no dormía.
Leía cuatrocientos libros, en una noche.
Por ejemplo, leía a los teósofos.
Libros suyos de la Blavatsky, o de Leadbeater.
Libros sofocados por el polvo, amarillentos,
y hay que manipularlos con cuidado,
pues sus páginas se van cayendo.
Libros de Annie Besant, también:
Karma la ley creadora
del destino, Genealogía del hombre,
Cristianismo
Esotérico, El hombre y sus cuerpos,
El sendero de
iniciación, Dharma Filosofía de la conducta...
Ya me entienden.
¿Qué sabía yo, cuando era niño, que mi abuela leía
a una mujer en tantos sentidos excepcional
como Annie Besant?
Pero al final de su vida, mi abuela ya no leía a Annie Besant.
Miraba Sábado Gigante.
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