Este señor bien podría ser Jesucristo. Este señor de cuerpo cansado,
inhabitable, este señor tan negado por todos bien podría ser Jesús. Lo que pasa
es que no se parece en nada al Cristo que nos pintan, el que desaparece y
reaparece cada tres segundos, el que camina por la larga avenida de agua, el
que pone sus manos translucientes sobre los poderosos enfermos. Este señor es
más bien como tú o como yo.
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