Para fines prácticos, para.
Para fines últimos, para.
La mente es pedernal –para.
Las historias no se acaban –para.
Las señas, infinitas –para.
Escucha la invitación, y para.
Suave, melodiosa, su voz te dice
lo que tu mente no quiere oír: para.
Mujer o Diosa de pelo blanquísimo,
confiérenos la instrucción inefable:
para, de una vez por todas, para.
¿No estamos ya cansados
de los incontables relatos,
construidos y abortados?
Para: deja que el infinito
haga su trabajo.
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