Porque nos enseña a salir de la ceniza,
y nos ayuda, con sus fuerzas imperiales,
a entender las tantas mugres
de la personalidad humana.
Levantemos el recuerdo de Gurdjieff,
como se levanta una copa especial,
y empedremos el camino, el Cuarto,
con sus maravillosas enseñanzas.
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