En la gaveta de ti está la Pistola Elegida.
Es para matar la puerca que se oculta en el clóset.
Serán tres disparos tres veces precisos.
Se escucharán hasta el estacionamiento.
He ido a la cocina a traer carne, no leche.
Estos son los días herméticos, transmutadores.
Las paredes tienen labios gordos de oro.
Crótalos egipcios saltan de las causas a los
efectos.
Pequeñas serpientes se deslizan entre las tazas.
Son como pequeños senderos dinámicos.
¿Me morderán? ¿Cómo pueden morder la Mente?
Toco con un palo las mónadas de sufrimiento.
Es para ver si se mueven por sí solas, o no.
Y se mueven: nada está inmóvil en este departamento.
Todo vibra, todo es dos, todo odio y amor, todo
ritmo.
Las claves se amontonan en la gaveta, junto a la
Pistola.
Las tazas caen al suelo, pero las vuelvo a poner
arriba.
¿Es este mi lugar? ¿Es acaso este mi lugar?
Labios de oro, pequeñas serpientes, tres
disparos.
Estos son los días herméticos, transmutadores.
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