Agrippa, el invencible recolector y articulador de las ciencias
ocultas. Yo también las visité, en su momento. Criptogramas, runas, sellos talismánicos, sofisticados pentáculos,
sorprendentes figuras arcanas y cabalísticas. Recuerdo que, en aquellos días en que practicaba mucha magia ceremonial, estaba obsesionado por estas
designaciones, correspondencias, poderosos rituales. De tanto hacer
realizaciones mágicas (y de no hacerlas bien) terminé con una natural paranoia
sobrenatural. Lo cual dicho bien no fue nada agradable. Pero, en otro modo,
fueron buenos tiempos, y tampoco afirmo que me arrepiento de ellos. No me
arrepiento, pero no tengo nostalgia. Una a una, todas estas vanidades quedaron
atrás.
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