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Showing posts from February, 2018

Peter Carroll

Puedes tomar los pechos de la Diosa si lo deseas. O borrarla y regar sus cenizas sobre el tablero de lo Infijo.   La ola del Caos te llevará al Caos. Juega con la data. Nada es Verdad. Todo está Permitido.

Dion Fortune

¿Dónde está mi libro aquel: el de Dion Fortune, el de defensa psíquica? No es una casualidad que todas estas adversidades me estén ocurriendo, y con tantísima fuerza. Alguien en un altar sombrío ha puesto dos huesos de pollo y tres ojos de perro, y a través de la ranura de un ritual está viendo mi vida caer a pedazos. Esta fuerza obstructora ha de ser disuelta, como se disuelve el té en el agua: la guerra mágica ha de empezar. Por cierto, ¿dónde está mi libro aquel: el de Dion Fortune, el de defensa psíquica?

María Magdalena

Estamos hablando de la otra, de la negada; de María Magdalena. A María Magdalena, codiciable hermana, fecunda, ubérrima, traemos en homenaje una habitación de cálices. Diosa tardía, hemos venido a lavar tus pies, cuando la noche. El Hombre, mismo que te acusara de sucia, y te convirtiera en polvo ante los siglos, construyóse un mundo de úlceras, en donde el agua se deshoja entre las sangres. Gusanos, copas podridas, alianzas rotas, ubres atormentadas, es el saldo de estos necios habitantes. Madre nuestra, necesitamos, y lo que necesitamos es tu presencia. Solo tú, que viste a Jesús por dentro, y diste leche amplia a sus labios entrecortados, que llenaste su jícara con tus fluidos pulimentados, que le mostraste el camino de veras vertiginoso, que presenciaste el éxtasis de su crucifixión, y lo ascendiste diluido hasta los cielos, podrás restablecer la Paz, podrás restablecer el Pez.

Aleister Crowley

Arte: Alan Moore Hay un pentáculo frío en el piso y afuera es la luna intransmisible. Mi sexo ya está limpio de todo excremento. Mis enemigos mágicos proliferan. Pero la hora de la retribución ha llegado, para esos bastardos. ¡Los enviaré por el desaguadero, daré sus dientes a las cabras, haré coronas con sus tripas, los llenaré de pájaros ciegos, se pudrirán en el Palacio Hondo! Los amo –y los mataré a todos. Solo tú me entiendes, Crowley.

Eckhart Tolle

Eckhart Tolle está sentado en una banca, día tras día, mes tras mes, y año tras año. Nadie aún le llama Eckhart, nadie aún le llama como a ese otro místico famoso del siglo XVIII, a quien la Santa –y la feroz– acusó de herético. Lo cierto es que ahora estamos en el siglo XX, la apostasía ya no concierne a los corredores, a los niños, a las parejas, que van en el parque, y los despiertos se sientan en las bancas vacías, sin porvenir y sin pasado, en el poderoso ahora. Echkart apenas come, pero irradia honda presencia, observando uno a uno los pensamientos, esos perros. El mundo es la paz simple en donde ocurre el mundo. La mirada de Eckhart es puro gozo, sin interrupción. Es cuando alguien se acerca, y le hace una pregunta.  

Papus

Fuimos al Père Lachaise, no a ver la tumba de Jim o de Oscar, sino la tumba de ese gran mago, Papus. Y nos costó tantísimo encontrarla (era como si no quisiera ser encontrada) hasta que por fin pudimos dar con ella. Una cuestión de presentarle nuestro respetos al famoso médico, ocultista y teúrgo. Yo había leído en éxtasis libros suyos tales como el Traité Élémentaire d´Occultisme, o su Traité Méthodique de Magie Pratique, que son obras masivas, científicas, luminosas. Por cierto que la tumba estaba muy cerca de una cubeta de huesos, todo lo cual por supuesto nos pareció propicio.  

Salomón

Podemos hablar de Salomón. Hijo de David. Constructor del Templo. Toro de los Justos. Imperio de Sabiduría. Respetado por la Carne & el Incienso. Sostenido por Ángeles & Potencias. Derramado de Riquezas & Esmeraldas. Rey de Claves & Talismanes. Quiera Dios tenerlo en su Claridad.

Gangaji

Para. Para fines prácticos, para. Para fines últimos, para. La mente es pedernal –para. Las historias no se acaban –para. Las señas, infinitas –para. Escucha la invitación, y para. Suave, melodiosa, su voz te dice lo que tu mente no quiere oír: para. Mujer o Diosa de pelo blanquísimo, confiérenos la instrucción inefable: para, de una vez por todas, para. ¿No estamos ya cansados de los incontables relatos, construidos y abortados? Para: deja que el infinito haga su trabajo.

Madre Teresa

No ahorquen la paloma en el pudridero. No sean fraudulentos. No olviden la germinación. No olviden venatoriamente a la Madre. Yo quiero hablar de la mujer de 1.55 metros que hundió sus manos, tan frágiles y albanesas y cereales y escasas, en la entraña, en la argamasa enferma, que orbitó humanante en los arrabales indios con su amor monjil, que fue totalmente de Jesús. Yo estoy hablando, carajo, de la que recogió, de la que limpió, de la que levantó. De las masas verificadas que ayudó de sol a sol. No de la nobelizada y beatificada. Mucho menos de las baratijas a la salida del Kalighat, sino de esa menuda tempestad que corazonó como nadie a sus congéneres, los desparramados, los caliginosos, los más pobreiformes de los pobreiformes, en esa Calcuta Ardiente que Derrota y Reanula. Yo estoy hablando de ese pasillo de luz llamado Teresa (que tomó su nombre de Santa Thérèse de Lisieux, otra flor infinita). Yo estoy hablando de la simple Anfitriona, que, como esos a quienes ayudaba, duda

Éliphas Levi

Tengo una cierta debilidad por los ocultistas franceses tipo Papus o Paul C. Jagot. Y por el gran Éliphas Levi. En innumerables websites, encontrarán las hagiografías necesarias, celebrando su vida y su obra (el término hagiografía es a propósito: Éliphas Levi era un santo, un santo del hermetismo). Muchas coinciden en esto: lo que él hizo por el revival de lo mágico y el esoterismo casi no tiene parangón. Se puede decir que no hay estudiante secreto que no haya contemplado con temblor y admiración su enigmático, su famoso Baphomet, con el crucial pentagrama puesto en la frente (punta hacia arriba) y los brazos ya expresando “la perfecta armonía de la misericordia y la justicia”, como él entonces dice. Envidio al que abre, por primera vez, su Dogma y Ritual de la Alta Magia.

María

María, cuerpo de Dios, dame ya tu influencia, y ya tu caricia. A la luz de tu infinita silueta, déjame pronto libar tu dedo. María:  Medio  Amniótico: regenera este pie  inconsolable.

Anónimo

Querido: esta es la Nube del No Saber. La celularidad–silencio. Vuelve a esta materia parda, enlutada. A esta aventura oscura.   A este espanto–no sé. A esta sombra–Alzheimer. Deja que te encierre, y te haga libre. Cada pensamiento es hampa, es blasfemia, es asalto: tiene un pequeño pezón. No libes. Aférrate a la Palabra, porque es Olvido, y el Olvido, no la rúbrica, saciará tus Hambres; y te dará Singularidad. Por tanto Contempla, con ansia y llama, Contempla. Abre un poco tu mano. Verás un incendio. No imagines eternidades. No razones eternidades. No te intoxiques. No prefieras lo santo: no vale más que este Pus de ignorancia. Da gracias al Obrero, pero no por lo que construye, y no por sus infinitas bondades, esas gotas, sino por lo que Es.

Simeón bar Yochai

El Monte Merón no expira. No soy practicante del Sabbat, pero he decidido visitar la tumba del místico judío Simeón bar Yochai, en esta mañana en que el fuego del sol restalla contra el domo y la piedra blanca del muro es como un espejo iluminado. Yo también soy un peregrino a mi modo (a mí también me piden dinero y caridad) pero uno más sinuoso y me consigo deslizar entre los tantos barbados devotamente nerviosos y filactéricos, hasta la cripta, que es huerto. ¿Qué es lo que sé de Simeón bar Yochai? Sé que estudiara con Rabbi Akiva. Sé que vivió en una época en donde aún los campamentos romanos ondeaban sus banderas heladas en la distancia. Sé que fueron ellos, los romanos, quienes lo condenaron a muerte. Que huyó, con su hijo, a una cueva, cueva que mudara en árbol y manantial, y que así, enterrados, vivieron doce años (más uno) hasta que una visión les dijera que el emperador había muerto. No fue bonito lo que vieron afuera: judíos degradados, como animales, ale

Ramana Maharshi

Ustedes saben quién es Sri Ramana Maharshi. Es la realidad.    Ramana Maharshi es el maestro total que abre todas las puertas, que son una, y que está en el corazón, sede de la efulgente consciencia. Pasó por la cámara de la muerte. Descendió al final de su cuerpo. Interrumpió todos los flujos.   Detuvo todos los signos. Murió: se volvió canal. Un millón de mosquitos muerden al yogui austero, ¿pero cómo podrían morder al Sí Mismo, cómo? Ramana no está en el templo. El templo está en Ramana. Ramana no está en la cueva. La cueva está en Ramana. Ramana no es un mito, sino un ser demostrado, de quien nos queda su divino calor y su mirada, en una foto que emana insondable magisterio. Ahí aparece, blanca la barba, serenísimo. En otras fotos, tomadas en Ramanashram, le vemos casi desnudo, excepto el taparrabos, simple, natural, irradiando infinita humildad y el inmutable darshan. Las realidades de lo alto y de lo bajo jamás lo to

Samael Aun Weor

Mi compadre Raúl, gnóstico de pura cepa, está muy sumergido en Samael Aun Weor. Ya saben: magia sexual y todo eso. La otra vez me estuvo hablando no poco de él, que nació en Colombia, cosa que yo no sabía, y también que escribió unos setenta libros, y otras singularidades de su biografía. Estábamos en la salita de mi casa, así platicando mientras la luz iba cediendo y obedeciendo a la noche. Nos quedamos conversando hasta ya muy tarde: del Cristo interno, del kundalini, de la rosa ígnea, del tantra, de la teúrgia y del mantra, de la cábala, de los mayas, del Pistis Sophia, de la Era de Acuario... Al despedirse, ya en la puerta del ascensor, me clavó una mirada entre serena y raticida, y proclamó, iniciático: « ¡Sobre todo no derrames el semen! ¡No derrames el semen! » ¿Qué se le contesta a alguien que te dice eso, y a esas horas?

Hermes

Estos son los días herméticos, transmutadores. En la gaveta de ti está la Pistola Elegida. Es para matar la puerca que se oculta en el clóset. Serán tres disparos tres veces precisos. Se escucharán hasta el estacionamiento. He ido a la cocina a traer carne, no leche. Estos son los días herméticos, transmutadores. Las paredes tienen labios gordos de oro. Crótalos egipcios saltan de las causas a los efectos. Pequeñas serpientes se deslizan entre las tazas. Son como pequeños senderos dinámicos. ¿Me morderán? ¿Cómo pueden morder la Mente? Toco con un palo las mónadas de sufrimiento. Es para ver si se mueven por sí solas, o no. Y se mueven: nada está inmóvil en este departamento. Todo vibra, todo es dos, todo odio y amor, todo ritmo. Las claves se amontonan en la gaveta, junto a la Pistola. Las tazas caen al suelo, pero las vuelvo a poner arriba. ¿Es este mi lugar? ¿Es acaso este mi lugar? Labios de oro, pequeñas serpientes, tres disparos.   Estos

Yogananda

¿Ha leído Vd. la Autobiografía de un yogui? ¿No? Es lo que se dice un clásico espiritual. Fue escrito por Paramahansa Yogananda. Yogananda, no otro, fue el verdadero introductor del Yoga en Occidente, muchos antes de Maharishi, Bhajan y todos ellos. Más allá del éxito que ha tenido, y las incontables reediciones, yo le diría que es un libro con el valor de despertar su inocencia. Sin inocencia, ¿quién puede pasar al otro lado, realmente? Yogananda nos encandiló con todas esas historias: milagros, siddhis, poderes, proezas yóguicas. Lo bonito de ese libro, tan logrado desde el título, son sus capítulos llevaderos, que van formando una vid narrativa muy nutrida y estimulante. Aún siendo un   libro largo, se lee fácil, y nos captura porque cronifica a todos esos santos espirituales, no solo de la India, tales como Patanjali o Shankara, sino también de occidente, así una Teresa Neumann. (En Yogananda Jesús y Krisna se toman de la mano.)

Mooji (2)

Siempre vuelvo a Mooji. Sabios maestros que nos dicen lo indecible, y entre ellos este jamaiquino formidable que habla y nos provoca escalofríos. Mooji una y otra vez le recuerda a los tercos sadhakas que creen haber perdido su condición primordial, que la condición primordial no es duración o carne, y que de hecho no es de ellos ni es de nadie. ¿No te has cansado de hacer dibujos en la harina, buscador? Ven amigo, mejor vámonos a escuchar al jnani. Sus palabras buidas te mostrarán tu ego en ruinas. Entre signos blancos, lo sin forma.

Bernadette Soubirous

La niña, la gruta. El aura y el rezo. Bernadette y la benedicción, dieciocho veces consumada. Que la Divina Virgen apareciera a mujer tan humilde no fue ignorado por la Iglesia.   Tampoco fue ignorado el hecho de que, desde el más allá, un brote de agua, acá, surgiera, limpio, balsámico, y compasivo. Nació la capilla fluida, ante los tumores de este mundo, donde las lágrimas nacen enfermas, y los músculos caen, negrísimos, por los caminos amargos, y las paredes lloran. Pero en Lourdes hasta las paredes se restablecen, hasta las piedras y los dioses heridos de muerte. Y los seres van con sus vientres tan turgentes, cancerados, con sus sufrimientos, sus fiebres, sus patrones malignos, a tomar la medicina. Cojos y tullidos, beban lo radiante. Tísicos y sidosos, beban lo sagrado. Lo inmaculado, lo inconcebible, beban ustedes, los del alzhéimer, así encriptado. Sanen invidentes: vean a ese Dios entre las formas. ¿Quién puede habl

Yogi Bhajan

El maestro no vino a formar discípulos, solo maestros. A quienes no saben lidiar con el reto del tiempo y el espacio, a quienes no saben ser Varones y Mujeres, el yogui muestra la tecnología del fuego. Tienen derecho a no ser puercos, tienen derecho a no ser zánganos, tienen derecho a autoiniciarse, porque no son idiotas, nos dice, en actitud real, y trono tántrico, este sutil provocador, santo guerrero, rey nobilísimo, comerciante iluminado. Prevalezcan por medio de la sadhana, añade, y Aquél que cuida la rotación planetaria cuidará de vuestra rutina. Para mientras, salven a los seres rebajados que cayeron en el estupro helado del ego. Vamos a divinizarlos, vamos a mostrarles el poder de lo inefable. Esta es la hora prometida; la Era de Acuario está aquí. Aunque eso sí: sepan que no ha venido sin convulsión, y quien no esté preparado será comido por las fauces de la locura. El yogui muriera, y en su larga barba habían esmeraldas. Sat Nam.

Merton

Vendrá el Señor con su tormenta de esperanza y sacrificio, y mostrará una zarza ardiente sobre la cabeza calva, espiritual de Thomas Merton.

Agrippa

Agrippa, el invencible recolector y articulador de las ciencias ocultas. Yo también las visité, en su momento. Criptogramas, runas, sellos talismánicos, sofisticados pentáculos, sorprendentes figuras arcanas y cabalísticas. Recuerdo que, en aquellos días en que practicaba mucha magia ceremonial, estaba obsesionado por estas designaciones, correspondencias, poderosos rituales. De tanto hacer realizaciones mágicas (y de no hacerlas bien) terminé con una natural paranoia sobrenatural. Lo cual dicho bien no fue nada agradable. Pero, en otro modo, fueron buenos tiempos, y tampoco afirmo que me arrepiento de ellos. No me arrepiento, pero no tengo nostalgia. Una a una, todas estas vanidades quedaron atrás.

Ken Wilber

Arte: Jan Bijster Wilber, omniWilber, Wilber el Integral.   Si supieran ustedes lo que le debo a este hombre, lo que este bello calvo de gafas ha suscitado en mi cerebro y los preciosos estados intelectuales que ha sembrado en mí. Fue él quien me explicó todas los mundos que hay en el mundo, contra los decretantes dogmáticos que solo ven una sola esquina. Las cosas no tienen por qué ser meramente subjetivas u objetivas. Las cosas no tienen por qué ser solo individuales o apenas colectivas. Dios está del lado de los inteligentes, o por lo menos del lado de Wilber. Será acaso porque en toda esa inteligencia cerébrica hay un resto de piedad. ¿Desde qué extrañísimo planeta lo enviaron, a este Veedor, y con qué viáticos?

Helen Schucman

Disponible sobre la mesa de noche, hay un libro azul, que a veces abro, porque tiene que haber otra forma. Es todo más claro, cuando leo una de las 365 lecciones que la Voz dictó a la Doctora Schucman, décadas atrás. Ella recogió toda esa luz en muchas libretas, que luego se convirtieron en un libro lento, complejo y luminoso, vendido por millones, y que se resume, con frecuencia, así: nada real puede ser amenazado; nada irreal existe; aquí yace la paz de Dios.

Gurdjieff

En el gran armenio seguimos confiando. Porque nos enseña a salir de la ceniza, y nos ayuda, con sus fuerzas imperiales, a entender las tantas mugres de la personalidad humana. Levantemos el recuerdo de Gurdjieff, como se levanta una copa especial, y empedremos el camino, el Cuarto, con sus maravillosas enseñanzas.

Bob Marley

Bob levanta la mano, recibe la linfa divina, y luego la derrama sobre su audiencia, que se va llenando de buena vibra.

St. Germain

Amigos: estamos aquí reunidos para solicitar la presencia del Conde, de cuyos labios delicados y etéreos hemos recibido ya tantísimas verdades. No será, no, la primera vez que tan Distinguido Huésped se presente en esta mesa circular. Y no será la primera vez que el Maestro Ascendido nos privilegie con su Amor, nos dispense con su Luz. Muchas energías sanadoras hemos obtenido ya desde su pura dimensión –desde su Ardiente Geometría Violeta. Hoy de nuevo seré yo el Canal. Pido respetuosamente que apaguen sus celulares, ya que, como nos dejó claro la última vez el propio Avatar, esta clase de interrupciones tienden a encabronarlo.

Bhaiṣajyaguru

Es el vacío. Del vacío densísimo surge el sonido esencial, amplia vibración sanadora que va trasegando el infinito. De un punto, que es todos los puntos, surge un trazo cósmico como una herida en el espacio: sílaba clara, tierna y poderosa. De tal semilla–apertura nace un grito de vida y de inocencia, un resplandor, alba de néctares, que atrae a los Conquistadores. La sílaba los reconoce y dirige a ellos inagotables ofrendas medicinales. Los Budas, que ahora son el Buda Azul, envían de vuelta sus bendiciones. La semilla ha sido preñada y ahora emana su actividad en las diez direcciones. Creando gozo, esperanza y salud en todos los seres de los incontables universos. El gozo es reabsorbido por la semilla misteriosa, que se transforma instantáneamente en el Señor de la Tierra Pura del Este, Buda de la Medicina, sentado ya en su flor de loto.