HALO

N o hay tal cosa como una iluminación individual independiente de la iluminación del todo, y no hay una iluminación del todo independiente de la iluminación individual.

A veces, en el relato mitopoético, se compara la nada primigenia a un océano, pues hay algo de oceánica en ella, y algo ciertamente de acuático: la nada tiene un poco la densidad del agua, el cuerpo del agua, o así lo imagina la mente. A la vez el agua es un símbolo del origen.

A veces decimos que el ser en sí es más fundamental que la manifestación, y el vacío más fundamental que el ser en sí. 

El ser vacío da lugar al puro ser que da lugar al ser manifiesto. 

La primera forma de manifestación del ser es el ser entendido como punto total.

Hay un problema cuando confundimos  la presencia limitada y personal con la presencia pura, la presencia ulterior.

Algunos de esos que vienen a HALO me llaman maestro.

Sin la trascendencia inmanente quedaríamos atrapados en la trascendencia pura, de espaldas al mundo.

El bodhisattva, que ha hecho un voto de sacar a todos los seres del sumidero samsárico, ofrece cercanía. El Buda en cambio nos parece abstracto, impersonal. Sin embargo, en la intención del bodhisattva de acercarse a todos los seres hay presupuesta una distancia entre lo iluminado y lo no iluminado. Mientras que,  a un nivel búdico, cualquier diferencia o distancia entre lo iluminado y lo no iluminado cesa.

En virtud de su no ordinaria sensibilidad profunda, el realizado emprende un proyecto magno de  salvación .

El ministro transdenominacional Michael Beckwith habla de cuatro tipos de consciencia espiritual.

La iluminación solo desea darse. Tal es su naturaleza radicalmente altruista y salvacionaria. 

Es obvio que no somos, ni a lo mejor seremos pronto, grandes seres realizados.

El zen habla de cómo al principio hay una montaña, luego la montaña desaparece, y luego vuelve a emerger.

Hay, sí, un patrón o plan, un orden divino desenvolviéndose en el cosmos. De hecho la palabra cosmos ella misma quiere decir orden. Dicho eso, a la vez hay algo creativo, incluso caótico, impulsando el universo. Es como si la determinación y la emergencia funcionaran paradójicamente de la mano. Esta es una interpretación que intenta reconciliar la teoría evolucionaria con la teoría creacionista.

Hay que abordar el hecho de que aumentar la plenitud, pasado un umbral, no necesariamente va a traernos más satisfacción. A lo mejor nos va a traer tedio, decadencia y miseria. 

Mi definición de la dignidad es simple: amor propio, amor a uno mismo. 

En el sendero de la iluminación, el sendero del amor y el sendero de la libertad funcionan en tándem.   

El Titanic se está hundiendo. ¿Y qué es el Titanic? El Titanic es la cárcel de la dualidad. 

La realización solo acaece cuando llevamos la iluminación a la inmanencia profunda.

Nos encontramos dormidos y soñando . Despertar es salir de la ilusión del sueño. Sin por ello  caer en la trampa de considerar que el sueño no es real . R espetar la realidad del sueño es importante.

El espacio de la consciencia sale del sí mismo, es decir de la consciencia unitaria o consciencia sin dualidad. No solo el espacio de la consciencia nace del sí mismo, ahí se disuelve. 

Para el paradigma científico dogmático, la consciencia no tiene realidad, y si tiene realidad, tiene una realidad apenas material, siendo la consciencia una propiedad emergente de la materia. Tal es el entendimiento de los fisicalistas.