La iluminación solo desea darse. Tal es su naturaleza radicalmente altruista y salvacionaria.
La iluminación solo desea redimir a los seres sintientes de su condición samsárica y establecerlos en el estado radiante.
El despertar maduro no es un despertar insular o reservado. Es un despertar que se entrega. Que no tiene miedo de bajar al mundo, y de entrar en la piara. Un ser convencional dice: el lodo manchará mi luz. Pero un realizado proclama: esta luz elevará la piara. Donde sea que camine sus pasos bendicen.
Este darse del realizado no es meramente como el darse de las personas bienintencionadas, que abundan en el mundo, pero siguen siendo meras personas.
Aquí hay una persona dando, pero esta persona es un centro vacío, y desde tal vacío está dando.
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