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El relámpago


El ser vacío da lugar al puro ser que da lugar al ser manifiesto. 

 

Esta es la forma progresiva y sucesiva de explicarlo y de entenderlo, pero en realidad nada de esto ocurre linealmente.

 

Para que la mente entienda, lo explicamos como una suerte de progresión. 

 

Pero en la realidad esta progresión o narrativa no existe. 

 

Todo ocurre en un solo simultáneo relámpago. 

 

Vacío, ser y manifestación simultanean. 

 

Nunca no ha existido la trinidad del espíritu, y por lo tanto nunca no ha existido el vacío, nunca no ha existido el ser puro, y nunca no ha existido la manifestación.

 

La manifestación siempre ha existido, al menos en su forma eterna.

 

Si la forma eterna siempre ha existido eso quiere decir que siempre ha 

existido el tiempo, si bien en perfecta coemergencia con aquello que es

intemporal, que no puede ser tocado por el tiempo.  

 

En el esquema lineal, el ser puro es previo al ser manifiesto y el ser vacío

previo el ser puro. 

 

Pero aquí hay una consideración que debemos hacernos. 

 

Si el campo del devenir no existía antes y luego empezó a existir en un

momento dado eso quiere decir que había algo previo al tiempo. 

       

Pero no podemos hablar de algo previo al tiempo, porque lo previo 

pertenece al tiempo mismo. 

 

Dicho de otro modo, no hay nada previo al tiempo, porque sin tiempo no 

existe lo previo, lo actual, ni lo posterior, y no hay temporalidad como tal. 

 

El tiempo siempre ha estado ahí, en la forma de la forma eterna, que secreta

y disuelve las temporalidades discretas y limitadas. 

 

No quita que algo es que no puede ser tocado ni por estas temporalidades

y ni siquiera por la eternidad misma.  

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