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Los huesos mismos han de iluminarse


La realización solo acaece cuando llevamos la iluminación a la inmanencia profunda.

  

Es decir, a la manifestación corpórea, a la fisicalidad. 

 

La iluminación es un proyecto eminentemente encarnacional. 

 

Precisa que bajemos lo trascendente hasta las puntas de los pies. 

 

Que corporeicemos completamente la iluminación. 

 

Una cabeza y un corazón despiertos no son suficientes. 

 

Los huesos mismos han de iluminarse. 

 

Las mismas células. 

 

No es hasta que la trascendente alcanza este nivel celular que la iluminación puede llamarse tal. 

 

Si tus tus células no saben que son libres, tu libertad no tiene sustancia.

 

Es una libertad sin cuerpo. 

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