Es obvio que no somos, ni a lo mejor seremos pronto, grandes seres realizados.
En ese sentido, es importante que conozcamos nuestra medida espiritual real.
Ahora bien, que no estemos iluminados no significa empero que la iluminación no está dentro de nuestro rango de posibilidades.
De hecho es dable decir que ya estamos un tanto iluminados. A veces se compara la iluminación a la educación: no se puede decir que estamos totalmente educados, eso no tiene ningún sentido. Pero tampoco podemos decir que somos absolutamente ignorantes, ineducados. No podemos proclamar que no hay una sola gota de iluminación en nosotros.
Si hay algún grado de amor y libertad en nosotros, entonces ya poseemos alguna clase de iluminación, por muy embrionaria o larvaria que sea.
Al decir esto sin embargo no pretendemos reducir la iluminación a una expresión limitada de la iluminación, no pretendemos aguar la iluminación, no pretendemos disminuir las posibilidades de la iluminación. No olvidemos por un segundo que una iluminación realmente madura es propia de seres extraordinarios.
Tal es la promesa de la iluminación.
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