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La creación de la eternidad


La primera forma de manifestación del ser es el ser entendido como punto total.

  

Como punto total, el ser vive absorto en sí: se contempla a sí mismo como sí mismo desde sí mismo. 

 

Pero el ser, a la vez que desea contemplarse de esta manera, también desea contemplarse desde fuera de sí, como otro. 

 

Para lo cual toma distancia de sí mismo.

 

El ser, intrigado por sí mismo, se inspecciona a sí mismo desde todas las distancias posibles, incluida la distancia infinita. 

 

La distancia infinita por demás es la distancia que se crea cuando el ser fracasa en su intento de partirse en dos, de dualizarse. 

 

En efecto, el ser aleja de sí mismo, buscando separarse de sí mismo, buscando el límite imposible de la separación: de la otredad. 

 

Si esta frontera o límite es imposible es porque el ser no puede separarse de sí mismo.

 

La separación solo es posible como ilusión, no como realidad. 

 

La misma distancia infinita es ilusoria, como cuando ponemos un espejo frente a otro espejo, y se crea una perspectiva infinita: la perspectiva infinita es la ilusión que se crea cuando el ser se pone enfrente del ser. 

 

La única forma como el ser conseguirá generar dualidad, otredad, es por medio del olvido de sí mismo, por medio de la inconsciencia y la ignorancia, pero eso es tema para otro texto. 

 

Como el ser no consigue separarse de sí mismo se aleja más y más, creando una distancia infinita, que sin embargo no lo separa de sí mismo, puesto que la distancia misma con la cual pretende separarse de sí mismo es sí mismo.

 

El abismo entre el ser y el ser es la sustancia que ambos son. 

 

En su pretensión de posicionarse fuera de sí mismo, y ser otro, lo único que el ser consigue es estirarse indefinidamente, creando así la eternidad, el espacio infinito y radiante. 

 

Entre el ser y el ser se crea en efecto un espacio, el espacio de la consciencia, que no es un espacio meramente situacional o muerto, sino es un espacio sintiente. 

 

En resumen, el espacio radiante, infinito y eterno, es la distancia que el ser crea para poder contemplarse. 

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