La manifestación emana de lo Infinito en un proceso descendente, y luego se reencuentra con lo Infinito, en un proceso ascendente, en una suerte de loop circular. Lo Infinito es el origen, el impulso y la finalidad propiamente de la manifestación. Antes de la materia tal y como la conocemos ya había una sustancia o densidad primordial, una energía primordial, un amor primordial, una consciencia primordial y una apertura primordial: el mandala primigenio. De este mandala es que surgió la manifestación toda, el universo o multiverso biológico y sutil y akáshico. La eternidad no solo da origen a la manifestación, subsiste en ella. Es algo que ha de llamar nuestra atención: la subsistencia de la eternidad en las formas limitadas. Toda forma padece una identidad limitada, pero siendo limitada participa continuamente dentro de una identidad más vasta y misteriosa. Toda forma limitada tiene una capacidad de abrirse a la eternidad que la sostiene, y esa capacidad es lo que podemos llamar,