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Lo Infinito


La manifestación emana de lo Infinito en un proceso descendente, y luego se reencuentra con lo Infinito, en un proceso ascendente, en una suerte de loop circular. Lo Infinito es el origen, el impulso y la finalidad propiamente de la manifestación.

 

Antes de la materia tal y como la conocemos ya había una sustancia o densidad primordial, una energía primordial, un amor primordial, una consciencia primordial y una apertura primordial: el mandala primigenio. De este mandala es que surgió la manifestación toda, el universo o multiverso biológico y sutil y akáshico. 

 

La eternidad no solo da origen a la manifestación, subsiste en ella. Es algo que ha de llamar nuestra atención: la subsistencia de la eternidad en las formas limitadas. Toda forma padece una identidad limitada, pero siendo limitada participa continuamente dentro de una identidad más vasta y misteriosa. Toda forma limitada tiene una capacidad de abrirse a la eternidad que la sostiene, y esa capacidad es lo que podemos llamar, o estamos llamando, el alma. En este particular contexto, se está usando la palabra alma como la tendencia o impulso erótico y vital que lleva a la manifestación hacia la consciencia y el ser. Este ímpetu se manifiesta en todas las formas, desde las más elementales, como las partículas subatómicas, hasta las más complejas, como los seres humanos. Todo tiene alma. Lo que pasa es que el alma de una piedra es distinta al alma humana, evidentemente. Una piedra, que no tiene psique, que no tiene existencia nerviosa, no puede por caso convalidar su propia alma. Pero no por ello deja de tenerla. Pasa que su alma duerme. Las criaturas siempre son de la eternidad, pero algunas viven en olvido de su eternidad, porque no han producido el hardware–software necesario para poder recordarla. De todos modos el alma de la piedra está luchando para llevar a la piedra a un lugar en donde pueda reconocer la eternidad que la habita. En el corazón de la piedra la consciencia late. Una clara forma de opresión es des–almar o a los sujetos; es lo que hicieron con los esclavos, los negros, los indios, las mujeres y los animales. Y lo que continúan haciendo con el llamado reino inanimado. Todo esto es negado por los científicos que afirman que toda consciencia es una propiedad o secreción epifenómenica de la materia organizada, un completo disparate. 

 

Lo Infinito estaba ahí antes de que naciéramos, antes del Universo mismo. Coemerge con nuestra mortalidad, pues como dijo Blake la eternidad está enamorada de las producciones del tiempo. Toda esa pasión por lo temporal, empero, no le impedirá devolvernos a lo Infinito. 

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