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Siete chakras


En HALO le dedico un módulo entero al estudio de los chakras. En este texto, voy a tratar de explicarlos en mis propios términos, de acuerdo mi observación y entendimiento personal. 

 

Los asociamos al Oriente, pero de hecho existen en múltiples culturas. Desde luego en Oriente los chakras son moneda corriente. 

 

Eso de los chakras es un asunto de siglos, un asunto ancestral. Y un asunto evolucionante. Del siglo XX para acá ha tenido toda clase de derivas sugestivas, con implicaciones ya no solo en el yoguismo y la espiritualidad, sino también en la psicología y los estudios del desarrollo. Los chakras en realidad los encontramos hasta en la sopa, desde la veterinaria hasta la física formal pasando por la mercadotecnia. 

 

Sistemas energéticos los hay muchos y muy distintos. En el Tíbet está por caso el modelo de cinco chakras, con sus poderosas correspondencias. Siempre el número y explicación de los chakras va variando de acuerdo al sistema y tradición. 

 

En HALO trabajo con el clásico formato de siete chakras. Me encanta trabajar con este mapa de la realidad (es exactamente eso: un mapa de la realidad) porque no es demasiado simple pero tampoco demasiado complicado, es decir no hay demasiados chakras ni demasiado pocos. Y hace sentido y es muy fluido y orgánico. 

 

A estas alturas ya todos sabemos, o deberíamos saber, en donde están localizados esos mentados siete chakras. Por cierto, la presentación de siete chakras es una presentación más reciente, y más occidental, de lo que se piensa. Los teósofos, más tarde el new age, se encargaron de divulgarla. Es tan popular este sistema que a veces da náusea lo popular que es. Y sin embargo sería un error alejarse del mismo solo porque ha sido tan vulgarizado.

 

Por lo general los chakras son asociados al cuerpo sutil, a la fisiología sutil. Generalmente se les comprende como centros o ruedas o vórtices       o espirales de energía. Fisiología sutil que también está compuesta por bindus (o puntos energéticos), por nadis (o canales de energía), por auras (o campos de energía), por dan tiens (o depósitos de energía).  

 

En realidad los chakras no son meramente centros energéticos. Más bien se puede decir que son centros bio–energético–afectivo–­psico–espirituales, por decirlo simple.  Es decir: participan en una dimensión celular, en una dimensión vital, en una dimensión emocional, en una dimensión mental, y en una dimensión causal, antesala al espíritu puro, fundamento de todas las dimensiones. 

 

En la parte biofísica a los chakras se les vincula a veces con las glándulas endocrinas/hormonales y con distintos órganos y funciones fisiológicas. En la parte energética, son zonas que almacenan y distribuyen energía etérica. Desde el punto de vista emocional, cohesionan tonos emocionales e impulsos astrales. Desde el punto de vista psíquico, funcionan como una serie de moradas conceptuales e intuitivas de la realidad. Y más allá, los chakras corresponden a arquetipos y cualidades radiantes. 

 

Para mí pues los chakras, más que centros energéticos, como se les suele representar, son complejos, tejidos transdimensionales. Una manera de ponerlo es que cada dimensión (sea física, energética, emocional, mental o causal) tiene siete chakras, y cada uno de estos chakras estás conectado transversalmente con el chakra de la siguiente dimensión, uniendo todas las dimensiones, y haciendo un trabajo de transferencia o traducción entre ellas. Puesto más simple: cada chakra es un conjunto transversal de chakras, unidos por un hilo común, por una misteriosa continuidad, que no sabemos del todo explicar hasta la fecha. 

 

Así entonces cada chakra se expresa en cinco dimensiones simultáneamente. Desde luego, podrían ser siete dimensiones, si partimos el pastel en siete en lugar de cinco. En este caso la cosa se pone más interesante. Cada uno de los siete chakras vendría a ser una dimensión ascendente con siete dimensiones transversales que corresponden perfectamente con las dimensiones ascendentes. ¿No están alucinando un poquito?  

 

Sea como sea, es por esta naturaleza multidimensional que si trabajamos el chakra en una dimensión lo trabajamos en todas. Por ejemplo, si lo trabajamos en la dimensión energética, lo estamos trabajando en la física, emocional, mental y radiante también. Lo mejor es trabajar el chakra no solo en una de sus dimensiones sino en varias e incluso en todas. Es lo que procuramos hacer en HALO de hecho. 

 

Como convencionalmente se trabaja los chakras es en subida, elevando la serpiente de shakti (el aspecto dinámico de lo divino) hasta hacerla uno con shiva (consciencia pura). 

 

Todos los chakras están en una medida despiertos en cualquier ser humano dado, independientemente de su edad o evolución, pero siempre podemos desarrollar mejor nuestra capacidad chakrática, nuestro talento chakrático, por así decirlo, intensificar o despertar determinado chakra del todo. 

 

Hay que anotar que unos chakras siempre están más que activos que otros, de acuerdo a las circunstancias y momentos. Eso produce lo que podemos denominar acordes en tu escala chakrática.  En efecto, los chakras pueden ser vistos como notas en el ser de la persona, que se combinan.  Hay acordes más simples que otros. Algunos acordes son muy bien logrados. Otros no. 

 

Eso dependerá de si los chakras están en buen estado en sí mismos y si las relaciones entre los distintos chakras son armoniosas. La idea por supuesto es crear acordes bellos, según las necesidades y aspiraciones de la persona. 

 

Luego también he comprendido que cada chakra pareciera contener los siete chakras en sí mismo. Es decir que hay un segundo chakra del primer chakra o un cuarto chakra del séptimo. 

 

Esto de los chakras es más serio, complejo y sofisticado de lo que los websites new age lo presentan. Especialmente si tomamos en cuenta que los chakras no trazan solo el mapa del individuo, sino también de cualquier ambiente, cultura       y sistema dado; del cosmos en su totalidad. 

 

Es un mapa complejo pero, por otro lado, cuando uno se familiariza con el mismo se vuelve una cosa muy intuitiva y evidente. Una vez internalizado, se vuelve muy natural y reconocemos los chakras espontáneamente en nuestra cotidianidad. 

                     

En HALO trabajo con el cliente chakra por chakra, área por área, a través de un trabajo de preguntas y respuestas, acompañado de meditaciones. Es así como equilibramos y refinamos las distintas áreas de su vida. El objetivo es mantener cada área específica equilibrada –esto es: ni muy abierta ni muy cerrada. Por ejemplo en el área del amor, se trataría de no caer ni en la contracción egoísta ni en la codependencia. 

 

Por otro lado, vamos procediendo de manera ordenada y ascendente hacia esferas más sutiles, hasta llegar a la dimensión más alta, la dimensión del séptimo chakra. Procesada esta dimensión, el estudiante estará suficientemente listo, limpio, sano y refinado para profundizar en lo que está más allá, la región incalificable del Ser Puro. En ese sentido este módulo puede verse como un trabajo preliminar o preparatorio y ciertamente purificador.

 

El trabajo de los siete chakras es pues importante porque nos ha de llevar a un lugar ulterior, pero a la vez es un trabajo importante en sí mismo y por sí mismo. 

 

El trabajo de chakras en HALO es suficientemente serio, pero no agota el trabajo, desde luego. Es más como una iniciación a los chakras y sus posibilidades, una manera de activarlos formalmente. Es obvio que el trabajo es uno que hay que hacer toda la vida. Es, sin embargo, un buen comienzo.

 

Por último, quisiera decir que los siete chakras pueden verse como parte de un sistema espiritual mayor, pero dicho eso constituyen un camino espiritual por cuenta propia, totalmente autosuficiente. Un excitante, hermoso y lúcido sendero espiritual. 

 

Realmente, no sé qué haría yo sin este formidable y precioso conocimiento de los siete chakras. Estaría perdido.