Pero cada vez que pones un
altar de Rumi
en una esquina, el altar sale volando.
Rumi es el camino; el camino
danza.
Cuando tratas de agarrarlo, se
desliza como un pez,
en medio de los océanos vastos
del universo.
Siempre que tengas hambre, dos
hambres, lee a Rumi,
los ángeles gigantes te
traerán una raíz, un helado.
Rumi te mostrará que dentro de
tu puño
hay una mariposa que abre
todos los puños.
No busques otro Profeta. Este
es.
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