En el momento en que el ser se contempló a sí mismo, se partió en dos, y se creó una distancia entre el ser y el ser.
Para cubrir esa distancia, esa separación, ese hiato, el ser tuvo que crear un puente, tuvo que crear una conexión para reencontrarse.
Ese puente fue el primer sendero espiritual, la religión original.
La religión original no fue producida por los seres humanos, fue producida por el ser mismo.
Antes de que el tiempo existiera, ya estaba el anhelo del ser por sí mismo.
De hecho, es de ese amor primordial que nació el universo.
El universo, lo manifestado, siempre está buscando a su padre el ser.
Todo el viaje evolucionario y cósmico no es más que el universo buscando al ser a través de la forma.
Y la humanidad también es parte de este movimiento hacia el ser.
Cada uno de nosotros estamos en un viaje espiritual.
Y hemos estado en este viaje desde nacer y a lo mejor desde antes.
Claro, puede ser que hayamos escogido en un momento seguir formalmente la espiritualidad, pero todo lo que vino antes de ese momento era ya de hecho el sendero espiritual.
Que no estemos en un viaje espiritual deliberado y consciente no quiere decir que no estamos en un viaje espiritual.
De hecho, si no estuviéramos ya en un viaje espiritual, no estaríamos aquí.
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