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La postura


Hablemos un segundo de la postura de meditación. 

 

¿Qué es la postura de meditación? 

 

La postura es muy simplemente una posición que facilite el entrenamiento meditativo.

 

El punto es que se requiere de una postura correcta para meditar correctamente.

 

Hay escuelas meditativas que dan tanta importancia a la postura, que incluso dicen que la postura misma es la iluminación. 

 

Para estos enfoques, la postura está ligada directamente al estado despierto. 

 

Mínimamente es una poderosa condición cooperante. 

 

Lo que queremos es que esta postura sea una posición funcional que te permita optimizar el trabajo contemplativo. 

 

No necesariamente tiene que ser complicada. No es como que nos tenemos que poner en perfecta posición de loto, o asumir una de esas barrocas asanas de contorsionista. 

 

Para mí es más importante que sea una posición natural. 

 

De hecho, durante las reuniones de HALO, que son digitales, simplemente estaremos sentados en una silla. 

 

Por supuesto, si querés explorar otras posturas en tu casa, sos libre de hacerlo, hasta encontrar aquella que mejor te convenga. 

 

Nuevamente, la cosa es que te funcione. 

 

Para mí, una buena postura de meditación es una que no solo no estorbe tu meditación, sino la amplifique. 

 

Si la postura te distrae de la meditación no es una buena postura para ti, al menos en este momento. 

 

Así que lo mejor que podés hacer, si tal es el caso, es cambiar de postura.

 

Por otro lado, es posible que la postura te incomode porque no te has familiarizado lo suficiente con ella, porque no la has naturalizado. 

 

A veces pasa con el cuerpo que es como un chiquillo mocoso, uno que ha de ser hasta cierto punto domado.        

 

Entonces lo que correspondería es sostener la postura hasta que se vuelva natural. Yo invito a las personas a que no cambien de postura constantemente en una sesión dada, sino más bien que la mantengan hasta que el cuero esté curtido. Hay que curtir el cuero.  

 

Podemos trabajar con la postura durante nuestra reunión. No es que queremos darle toda la atención a la postura hasta el punto de ignorar la meditación como tal, desde luego. De igual manera que no queremos estar tan centrados en la meditación que abandonamos la postura y terminamos todos desparramados. Es un equilibrio. 

 

Por otra parte, también podemos hacer de la postura nuestra meditación, hasta que la tengamos domesticada. La postura es una meditación por derecho propio.

       

Hay muchas recomendaciones prácticas, algunas muy detalladas, que se pueden hacer respecto a la postura. De momento me voy a limitar a señalar que lo que estamos buscando es que la postura no sea ni muy laxa ni muy rígida. 

 

A veces nos ponemos duros, entonces nos suavizamos. Luego nos podemos suaves, entonces nos afirmamos. Al final la postura es una manera de unir relajación y consistencia, el sistema simpático y parasimpático. 

 

En general, la postura es algo que se vive dinámicamente. No es algo estático. 

 

Cada cierto tiempo, corregimos suavemente la postura, y lo hacemos a través de microajustes, de continuas micromodificaciones.

 

Asumimos nuestra postura con sensibilidad y atención plena.   

 

¡Incluso podemos dejar que sea la postura la que nos asuma a nosotros!

 

Más que decirle a la postura qué hacer, se trata de permitir que la postura misma te hable, te dirija.

 

Quiero aclarar que no tenemos que ser dependientes de determinada posición para meditar. 

 

Al final deberíamos ser capaces de meditar en muchas posiciones. En términos generales se reducen a cuatro, de acuerdo al Buda: la posición sentada, la posición de pie, la posición en marcha, la posición acostada.

 

Con la posición acostada hay que tener cuidado, no obstante: algunas personas se duermen en esta posición. 

 

Sin embargo, tiene sus definitivas ventajas. 

 

Yo medité  en posición de medio loto / medio vajra desde siempre, pero en un momento me puse a explorar mucho la posición savasana, y los resultados fueron fantásticos y profundos.

 

Sea como sea, lo primero que hace uno al sentarse a meditar es asumir una postura. 

 

Esta es una idea interesante: que no podés meditar sin asumir una postura; se requiere de una posición para la contemplación, y para la vida no digamos. 

 

Y la postura que asumás en tu meditación es la plantilla para tu postura en la vida. 

 

Que debería ser una postura digna, una postura que emane dignidad. 

 

Una postura digna en tu cuerpo, en tus intercambios, en tu ideología. 

       

Cuando hablamos de la postura, no solo estamos hablando de la postura física, también estamos hablando de la postura energética y de la postura mental. 

 

Una postura física, como ya vimos, tiene que ver con crear una posición confortable y funcional que sea firme y flexible a la vez, y nos permita accesar un estado de relajación alerta. 

 

Una postura energética correcta es una en donde nuestro prana o chi está regulado. Y eso entre otras cosas tiene que ver con una respiración correcta, que suaviza nuestro sistema nervioso y sutil. 

 

Y luego está la postura mental, que tiene que ver con crear una mentalidad adecuada para la meditación, y en específico generar una motivación, una intención de la mente luminosa y espaciosa. 

 

Esta  triple postura será mantenida a lo largo de toda la sesión. 

 

Termino diciendo que lo lindo de realizar tu postura, es que podés trascenderla, ir más allá de ella. 

 

De hecho, cuando nos aferramos demasiado a la postura, la corriente de la vida y del despertar no pueden fluir libremente. 

 

Puede tratarse de la postura más búdica y exaltada en todo el cosmos, si yo hago de esa postura una fijación, entonces se volverá más pronto que tarde una impostura.

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