Claramente, el propósito de la transmisión espiritual no es obtener likes sino extender el mensaje vivo del amor y la libertad.
La transmisión espiritual es la forma por medio de la cual multiplicamos la iluminación.
No nos podemos quedar con el dharma y guardarlo para nosotros.
De hecho, si el dharma no es vehiculado, nos incinera.
Sería bueno aclarar que la transmisión espiritual no excluye otras formas de activismo sagrado (en realidad, estas formas también son maneras de transmisión espiritual).
Lamentablemente muchas iglesias y centros caen estrictamente en este error, reduciendo su actividad a un ministerio autocentrado.
O bien emprenden otras formas de aporte, pero de un modo muy superficial y más bien decorativo.
En términos generales, el enemigo cercano de la transmisión espiritual es la evangelización cúltica y programática a la cual solo le interesa captar consciencias.
Y dinero, claramente.
Lo cual no quiere decir empezar a repartir el dharma a todo el mundo.
De hecho, eso también lo mata, lo vacía de su poder, lo vuelve cáscara y lo banaliza.
Por otro lado, tampoco es cuestión de caer en un trip hermetista.
Ya no estamos para eso.
Sin embargo yo sí abogo por mantenerlo, si no secreto, discreto, contenido.
Así lo hago hasta cierto punto en HALO, ciertamente, contra todos los dictados del hipermasificación digital.
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