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Dar un rifle a todos


Por mi parte considero que a estas alturas todos tenemos que ser transmisores, independientemente de nuestro status espiritual.

 

Hay que dar un rifle a todos, incluso si no son soldados, porque son tiempos de guerra, y la casa está ardiendo.  

 

Por tanto hay que convertir a todos en transmisores espirituales.  

 

No nos podemos dar el lujo de ponernos a estas alturas demasiado exquisitos y selectos.

 

Y la verdad no es que ni siquiera tengamos la opción: la transmisión está ocurriendo compulsivamente, basta con abrir TikTok para darse cuenta de ello. 

 

Por supuesto, si no sos un tirador entrenado, el tiro te va a salir torcido              

todo corre el riesgo de volverse una gran sopa de materialismo spiritual, sin profundidad ni pureza. 

 

Si el transmisor no ha llegado a la singularidad, la transmisión espiritual tendrá siempre algo de egoico, algo de artificial, algo de cojo.                             

Es solo hasta después de la singularidad que la transmisión se vuelve verdaderamente transparente, poderosa y desinteresada.

 

Supongo que todos tenemos la responsabilidad de vigilar la cosa, el proceso todo, y de procurar que la calidad de las transmisiones sea lo más alta que se pueda. 

 

Por suerte, siempre hay transmisores con más consciencia que otros, dispuestos a cuidar y elevar el estándar.

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