Hay muchas formas de transmitir el darma, pero vamos a reducirlas a siete, en acuerdo a los siete chakras.
Empezando con la transmisión física, cuyo locus es el cuerpo.
El maestro camina, o levanta un vaso, o abre la puerta: eso es la transmisión.
El gesto está imbuido de divinidad, es la divinidad manifestándose.
Luego hay otro tipo de transmisión, al nivel de la energía.
Desde luego, todas las transmisiones son energéticas, contienen un elemento energético, pero las hay que son específicamente energéticas, y deliberadamente estimulantes.
Estimulan el despertar estimulando la energía.
Dicen, por ilustrar, que el shaktipat de Muktananda era uno fuera de marca.
En un contexto más próximo al nuestro, sabemos que muchas iglesias evangélicas procuran amasar una gran afluencia de energía: fuego y júbilo.
Por demás, hay transmisiones que son energéticamente específicas.
Habrá, por ejemplo, algún maestro que se especializa en la transmisión a través de la energía sexual (de más decir que se recomienda mucha prudencia en torno a este tipo de maestros, la mayoría son charlatanes).
Pasemos a la transmisión accional, que toca el centro de la voluntad, y opera a través de la acción o conducta o servicio o liderazgo iluminado.
El activista sagrado suele ser alguien que transmite a través de la acción despierta.
Pensemos en un Gandhi, en un Reverendo King, por dar los casos de cajón.
Hay algo de ejemplar siempre en este tipo de transmisión.
Como Ramana, que nunca comía algo que no comieran todos en su ashram.
La transmisión emocional, por su parte, va directo al corazón.
Utiliza el afecto o pasión como medio divino.
Amma y sus abrazos son aquí la referencia.
La transmisión verbal nos lleva ya al quinto chakra.
Se trata pues de transmitir a través de la palabra, la expresión y la comunicación, verbal o no verbal.
Si es verbal, será escrita u oral.
La transmisión oral es gran preferida de las transmisiones, se diría.
El propio Jesús era un maestro de la transmisión oral, que por supuesto no era su única forma de transmisión.
Luego está la transmisión mental.
La cosa con la mente es tiene muchas áreas y niveles, así que hay toda clase de transmisiones mentales.
Por ejemplo, es dable transmitir a través de conceptos iluminados.
O a través de símbolos iluminados (una transmisión simbólica podría ser aquella que ocurre en una misa, ritual o liturgia).
Otra forma de transmisión mental es aquella de los principios iluminados, ya muy alta y muy transparente.
Y más arriba aún, la transmisión silenciosa, situada en lo profundo de la consciencia e incluso más allá de la consciencia.
Uno piensa aquí en Adi Da, ese virtuoso en la transmisión silente (y de otras transmisiones).
¿Cuál es nuestra mejor forma de recibir o dar transmisión?
Eso dependerá de una miríada de factores.
Una complejidad es que la transmisión no es algo estático, casi nunca lo es.
Al principio, ilustrando, nos puede funcionar la transmisión verbal, pero luego será mejor la silenciosa.
Lo mejor acaso será combinar los estilos de transmisión.
Por ejemplo uno puede hacer un gesto simbólico, en cuyo caso estamos combinando la transmisión del gesto y del símbolo.
En el zen está la historia clásica de Shakyamuni levantando una flor.
Esa fue la transmisión, y solo uno de sus discípulos supo captarla.
En este caso, tratábase de una transmisión a través del gesto, el símbolo y el silencio.
Sería bueno agregar que el transmisor puede transmitir desde un plano y afectar un plano totalmente distinto.
O varios.
Puede por caso decir algo (plano verbal) y así influir la energía del receptor (plano energético).
Si quieren ustedes leer más sobre la transmisión pueden leer el siguiente texto.
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