El Viaje Tres es un programa con determinado currículo por medio del cual estudiamos todos los elementos del viaje hacia la iluminación.
En un sentido más profundo o esotérico se trata de una transmisión o ignición espiritual.
Esta transmisión se da a varios niveles, no meramente a un nivel verbal y conceptual.
Es una transmisión experiencial, una transmisión del corazón, una transmisión del espíritu.
Yo, Maurice, soy en este caso el transmisor, pero todo lo que yo transmito en el Viaje Tres fue a su vez recibido.
HALO se me fue dado, para que lo diera.
Por tanto no sé hasta qué punto soy su autor.
Esto ha descendido de otras regiones, superiores.
He sido guiado, todo el tiempo.
Algo me ha empujado desde el día uno.
He trabajado mucho por armar teórica y concretamente HALO, el esfuerzo es innegable, pero de otra parte me he sentido llevado, transportado.
Y eso mismo que me ha transportado y que me ha dado la transmisión para empezar me impele a compartirla con otros.
En el Viaje Tres es donde la transmisión HALO realmente alcanza toda su hondura, donde eso que HALO es –un viaje profundo– realmente se consagra y manifiesta.
Si el Viaje Uno es el resumen del libro, y el Viaje Dos su índice, el Viaje Tres es ya el libro como tal.
He comparado a HALO en otro lugar a una simulación de vuelo, pero de las tres simulaciones, el Viaje Tres es la que de veras nos convierte en pilotos curtidos, capaces de volar en el cielo de la realidad.
Mi propósito es dejar la semilla bien plantada.
El Viaje Tres no necesariamente te va a convertir en un iluminado en toda regla, pero lo que sí va a hacer es crear las condiciones para que esa iluminación ocurra, aquí o después.
Lo que deseo yo, y desea el Viaje Tres, es que entrés en la Corriente.
Una vez entraste en la Corriente, ya no podés salir de ahí, estás condenado a la iluminación, lo cual es hermoso.
No es necesariamente fácil entrar en la Corriente, aclaro.
La mayoría de los seres pasan por este mundo sin ni siquiera acercarse a la Corriente.
De ahí la importancia de tener un soporte y un contenedor robusto como el Viaje Tres, que te confiera acceso.
Un contenedor así es algo más bien complejo de conseguir, y más en un país como Guatemala.
Lo menos que podemos hacer es no darlo por descontado.
El Viaje Tres es bello y necesario, como vemos, pero eso no lo hace menos demandante.
Exige un serio compromiso.
De entrada, el precio sube: las reuniones que antes fueron gratuitas en el Viaje Uno, o costaban Q150 en el viaje dos, hoy ya costarán Q200.
Que tampoco es exorbitante, vamos, por una reunión de una hora y media.
Pero igual.
Desde luego, hay otros compromisos, aparte del económico, hallables en esta entrada.
Demandante, sí.
Son cien contenidos, después de todo.
Un resto de trabajo.
Un trabajo que durará dos años y medio, aprox.
Se deriva que esto es para alguien que quiera trabajar y que no tenga prisa por iluminarse: que no quiera iluminarse en un fin de semana, como tantos.
Comparo el Viaje Tres a una maratón.
Y como en toda maratón hay momentos álgidos.
Por tanto hay que entrar en ritmo.
Quienes solo piensan en la meta, pierden muy pronto la cabeza.
El Viaje Tres es para quienes están enamorados del proceso (y no sucumben a la lógica del resultado, que sin embargo también tiene su importancia).
Es sí para quienes disfrutan del proceso.
Al punto que agradecen que sea así de largo.
Una transmisión seria, como lo es el Viaje Tres, no puede ser complaciente.
Debería ser muy exigente.
Muy.
Es más: debería ser insultante.
Debería insultar tu confort.
Estoy tratando de decir a mi manera que el Viaje Tres es solo para personas que de veras quieren esto y que saben, en su corazón de corazones, que yo soy su maestro, y que están dispuesto a tener una relación honda conmigo, sin transferencias, proyecciones y sublimaciones pendejas.
Una relación en donde haya genuina intimidad transformadora, intimidad que en el Viaje Tres alcanza su ápex.
La conexión espiritual y kármica es mucho mayor entre estudiante y maestro en el Viaje Tres, y de ahí que no podemos estar jugando.
Si estás aquí, es porque ya no andás con juegos (lo cual no quiere decir que vamos a tirar el humor por la ventana: au contraire.)
El Viaje Tres es una cosa delicada y seria.
Las apuestas son más altas.
Los riesgos retangibles.
Yo le recomiendo a quien emprenda e inicie el Viaje Tres que deje iniciarse.
Que lo termine pues.
No quiero sonar alarmista, pero abortar un proceso como este no es para nada aconsejable.
El proceso quema, pero quema más dejarlo, me parece.
Hay consecuencias, y no solo para el abortante, para mí también.
Así pues, una vez comenzado el Viaje Tres, la única forma de salir del mismo es clausurándolo, la única forma de salir, como se dice, es a través.
Por todo lo expuesto, prefiero que la persona no tome el viaje, si no está 120% segura.
Y si va a tomar el Viaje Tres, mi recomendación es que abra las piernas.
No en un sentido literal, obvio, no me cancelen, sino metafórico.
Tenés que dejar que el proceso te penetre y te insemine.
Es ahí dentro donde ocurre todo: en tu espacio interior.
Lo cual quiere decir que no vas a poder tomar tu pasaporte y huir del proceso, porque es por dentro que el proceso te devora.
Y este es un proceso sin duda devorante.
Además, es muy repetitivo.
En efecto, funciona por repetición, y funciona por continuidad.
Como friccionar dos piedras constantemente, hasta crear la chispa y el fuego.
Una cosa que definitivamente se repite aquí es el maestro.
El maestro se torna esta presencia pervasiva, a menudo molesta, en la vida del estudiante, reflejando continuamente sus sombras (¡y viceversa!).
Como yo lo veo, si vamos a tener que vernos la cara tanto, más vale caernos bien.
Hasta ahora he tratado de disuadir al interesado a que se meta al Viaje Tres.
Estoy filtrando lo más que se pueda.
Pero supongo que debería hablar un poco de las bendiciones de este proceso, que las tiene, y no son pocas.
Para empezar es un proceso muy pulido.
De hecho la versión actual del Viaje Tres fue obtenida después de un completo rediseño de otra presentación, anterior, que si bien era poderosa, no tenía la misma elegancia estructural y funcionalidad que tiene el presente formato.
Dicho eso, la versión 2.0 no hubiera sido posible sin la pasada.
Ha sido un aprendizaje sostenido y una evolución en el tiempo, producto de muchas adaptaciones y experimentaciones.
Me tomó varios años llegar a ella.
Y estoy satisfecho con el resultado.
El Viaje Tres está saturado de magias.
Y en este caso no estoy hablando de magias metafóricas sino de magias magias.
No invento nada.
Un montón de estudiantes pueden dar testimonio de eso.
Es como si los contenidos se cablearan con la vida del alumno, creando intercambios sincronísticos, a veces muy frikis, entre el viaje simulado y la realidad.
Tal es el siddhi de HALO.
Pero en realidad el verdadero siddhi de HALO es cómo muestra al estudiante con mucha granularidad y detalle el guion arquetípico espiritual, activándolo.
Me siento particularmente orgulloso de cómo el Viaje Tres unifica la dimensión personal y la dimensión transpersonal.
Cosa que se logra a través de doce módulos, compuestos a su vez por ocho contenidos.
Cada módulo está diseñado con mucho amor, y es una subtransmisión por derecho propio, podría decirse.
Así que ahí la tienen: mi invitación al Viaje Tres.
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