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Motivación & Crecimiento


Las motivaciones de crecimiento son múltiples.

 

Por motivación entendamos eso que nos pone en movimiento, extrayéndonos de la inercia y la desidia. 

 

Una motivación hermosa es la de no solo movernos sino además ampliarnos.  

 

La motivación aquí es crecer.

 

Y crecer nos motiva.

 

Es un loop. 

 

Nuestra motivación general (y nuestra motivación particular de crecer) crece con nuestro crecimiento. 

 

La relación entre el crecimiento y la motivación es evidente y poderosa. 

 

Aún así, convendría advertir que el crecimiento no puede reducirse a la motivación. 

 

Hay una industria satánica de la motivación –libros, talleres, etcétera– que quiere hacerte creer que si estás muy motivado el crecimiento está garantizado. 

 

Lo cual no es cierto. 

 

Por otra parte a veces el cambio viene de la completa falta de motivación y a veces de la motivación menos sana en apariencia. 

 

De hecho hay una suerte de motivación oscura y creativa que se fermenta en la depresión profunda y en el desencanto puro. 

 

Sea como sea, sin el impulso o fuego de la motivación, difícilmente vamos a poder desarrollarnos.

 

La motivación nos da razón, oficio y finalidad. 

 

Yo hablo de tres ordenes de motivación: la motivación de principio; la motivación de proceso; la motivación de producto.

 

En la motivación de principio son tus valores los que te dan la fuerza de arranque. 

 

(Incidentalmente, los valores de nuestra expansión son los que van a determinar lo que vamos a expansionar y cómo será expansionado.) 

       

En la motivación de proceso es el viaje mismo el que te inspira. 

 

Nos interesa más experimentar el proceso que consumarlo. 

 

Esto está muy ligado al mindfulness del detalle, el gozo del flow, y la exaltación radiante del descubrimiento. 

 

Se dice a veces que lo femenino es más procesual. 

 

Si eso es cierto, la motivación de resultado, por su parte, tiene ese gusto, tan masculino, por la eyaculación. 

 

Lo suyo es acabar.

 

En la motivación de producto el locus de cambio es la finalidad.

 

Lo interesante con la motivación de producto es que lo que da movimiento al punto de partida es paradójicamente el punto al cual nos estamos moviendo. 

 

Nada impide, por supuesto, que combinemos dos o tres ordenes de motivación, ya sea de forma simultánea o sucesiva.

 

Podemos combinar varias órdenes de motivación e innumerables motivaciones. 

 

Nuestro diseño de motivación puede ser uno muy complejo, a condición de que esté cohesionado. 

 

De que sea un diseño recto, en la forma y en el fondo. 

 

Es importante hablar de la recta motivación. 

 

Es difícil definir qué es la recta motivación.

 

Pero sin duda la recta motivación importa. 

 

Como yo lo veo, si la motivación está envenenada, el árbol nacerá podrido. 

 

No es la motivación el problema. 

 

La ambición no es mala en sí. 

 

Necesitamos ambicionar.

              

Es más un asunto de sí se trata de la ambición justa. 

 

En efecto hay ambiciones desalineadas y otras muy íntegras. 

 

Generalmente, cuando el objeto de nuestra ambición de crecimiento es la ambición misma, algo está claramente fuera de lugar.

 

Hay que tener cuidado cuando decidimos crecer por crecer, crecer nomás para ser más grandes.

 

Crecer para no ser chiquitos.

 

El problema, para ponerlo más claro, es cuando lo que queremos es agigantar nuestro ego actual. 

 

No queremos realmente que nuestro ego crezca, es decir que se transforme en otro ego, un mejor ego, más desarrollado y expansivo.

 

Lo que nos interesa es que el ego, tal y como está, se hinche.

 

Terminamos como Tetsuo en Akira. 

 

Tetsuo es un ejemplo perfecto. 

 

Porque él empieza a jugar con fuerzas más grandes que él, y eso lo enferma, lo atrofia y lo destruye. 

 

Es importante nuestro tamaño. 

 

Y es importante amar nuestros límites.

 

Más aún, es importante amar nuestros límites. 

 

De tal manera que no busquemos trascenderlos desde el mero acomplejamiento. 

 

No queremos que sea un complejo o miedo lo que motive nuestro desarrollo, sino una posibilidad.

 

Lo que se ha visto es que, entre más alto nuestro nivel de desarrollo, menos crecemos por llenar un vacío. 

 

En ese caso, nuestra motivación viene más de nuestra plenitud que de nuestra carencia real o percibida. 

 

Buena parte de lo que va a dictar si la motivación es alta o no es a quién sirve.

 

¿Me sirve a solo mí, o sirve a alguien más, a mi familia, a mi país, planeta, cosmos? 

 

Desde luego hay un momento en donde las motivaciones egocéntricas son naturales y las más apropiadas, dado el contexto.

 

Aclarado eso, el punto es que nuestra motivación tenga el mayor radio posible y tome en cuenta al mayor número de seres.  

 

Lo cual está directamente relacionado con nuestro nivel de desarrollo. 

 

Entre más bajo nuestro nivel de desarrollo, más autocentrada nuestra motivación.

 

Una excelente motivación es que nuestra motivación crezca ella misma.

 

Y eso supone que nuestra ambición sea cada vez más amorosa, que contenga cada vez más perspectiva y responsabilidad. 

 

Si crecemos por amor, vamos a crecer bien sin duda, pero vamos a crecer más si crecemos por un amor creciente. 

 

Un amor expansivo.

 

Si solo crecemos en función del amor a nosotros mismos, no será suficiente. 

 

Incluso el crecimiento en función del otro no será suficiente. 

 

Al final, es el conocimiento, la verdad y la belleza lo que ha de movernos. 

 

Sin embargo, hay que tener un cierto cuidado con jerarquizar la motivación de cambio. 

 

Se nos advierte de corrido sobre los peligros de adquirir más dinero, más placer, más poder, más prestigio.

 

Y ciertamente uno puede ver por qué. 

 

Mucho cuidado con las pulsiones egoicas y subegoicas, especialmente si nuestro ego está en un mal lugar.

 

Sin embargo, hay otra forma de verlo: hay expansiones más fundamentales que otras. 

       

Y antes bien las llamadas expansiones superiores dependen de las llamadas inferiores. 

       

Las más sutiles de las más terrenales.  

 

Por ejemplo en la medida en que tengamos más dinero, podemos dedicarnos más tranquilamente a la contemplación. 

 

Aquí la idea es preservar las expansiones llamadas inferiores pero dotándolas de motivaciones superiores.

 

Por ejemplo una motivación puede ser expandirnos materialmente, pero procuremos que esa expansión material esté al servicio de una expansión más sutil. 

 

La tragedia es lo contrario: cuando una expansión muy fina está al servicio de una crasa expansión.

 

Aquí termino. 

 

Que puedas crecer. 

 

Que todos podamos crecer.

 

Que crezca nuestro crecimiento.   

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