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El Logo de HALO


Hola, Maurice aquí. Escribo este post para presentar a ustedes la nueva imagen de HALO. 


Con esta nueva iconografía, lo que busqué es apartarme de los colores blandos del antiguo diseño de HALO, de su atmósfera de boutique de yoga o qué sé yo. 



Aprecio la antigua imagen, no me malinterpreten, ciertamente cumplió su función, pero HALO no es una boutique de yoga y Dios sabe que nada tiene de blando. 

 

El presente diseño es en ese sentido mucho menos beato y suave que el anterior. 

 

Encarna mejor el espíritu de HALO. 

 

Por otro lado yo quería un logo mucho más simbólico. 

 

La idea del logo, por cierto, es mía. 

 

Le pedí ayuda a Claudia Armas para aterrizarla, cosa que hizo con su usual asertividad y talento. 



Me gusta lo que amarró ahí, la manera en que mancuerna lo rudimentario y lo futurista. 

 

El logo, el que yo me inventé, es muy directo y por así decirlo tribal, pero resulta que Claudia lo conjuntó con una letra prácticamente de ciencia ficción. 

 

Así pues, lo atávico del logo a la vez contrasta y combina con lo neotérico de la tipografía.  

 

Exactamente como yo entiendo la espiritualidad: como algo simultáneamente tradicional y evolucionario, fundacional y dinámico.  

 

El logo propiamente está circunscrito por un círculo, cosa importante porque todo círculo es un mandala. 



En este caso se trata, obvio, del mandala de la iluminación.

 

El  mandala también es una alusión al orbe, que es un motivo recurrente dentro de las meditaciones de HALO: en esa forma perfecta está sintetizado todo lo que es sagrado y trascendente. 

 

Como ya dije, este es un logo muy simbólico, que pretende condensar en una sola imagen todo lo que HALO es. 

 

Allí están sus tres senderos: el sendero de la relación, el sendero de la realidad, el sendero de la realización. 

 

Allí están sus seis principios: dignidad, sensibilidad, inspiración, equilibrio, libertad e iluminación. 

       

Y ahí están los tres momentos del viaje, como los describe el zen: primero está la montaña, luego la montaña desaparece, solo para volver a surgir. 

 

Anoten que cuando la montaña está arriba, abajo no está; que cuando arriba se borra, abajo aparece; que cuando arriba resurge, abajo no existe. 

 

Esa inversión representa la indivisibilidad de la forma y el vacío, y en un sentido complementario de lo abierto y penetrante, de lo masculino y lo femenino, etc. 

 

Hay tres colores en el diseño, pero más que nada quiero hablar del color del background, el amarillo. 

 

El amarillo, ya se sabe, es el oro. 

 

Y el oro es la majestad de la realización. 

 

Cuando la tierra se une con el cielo, da el oro. 

 

El monarca –no el monarca mundano, sino el auténtico monarca espiritual– es quien ha conseguido unir lo trascendente con lo inmanente: el estado iluminado. 

 

¿Qué más?

 

El nombre (que ya estaba ahí antes del diseño) no es algo muy complicado de explicar: el halo refiera a esa claridad, nimbo o aura del santo y el despierto.  

 

Por eso el nombre. 

 

En cuanto al descriptor, la idea era fijar de una manera casi didáctica qué es HALO, y es eso exactamente: un viaje o proceso espiritual. 

 

En fin, esa es la inspiración de la nueva imagen de HALO. 

 

Si algo me gustaría es que mis estudiantes pudieran conectar, con solo verla y en el acto, con todo lo que HALO es. 

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«Inicié el viaje espiritual en HALO el 13 de abril de 2020, en una época difícil de mi vida. Mi objetivo era adentrarme en una espiritualidad más profunda, hacerla crecer y lograr un mayor acercamiento a Dios. Soy una católica practicante, y eso es algo de lo que hablamos y convenimos desde un principio con Maurice, que dicho viaje se enfocaría dentro del camino cristiano.