Las llamas que cocinan
nuestro tierno pecho
y que dan calor
a los otros
seres,
suben al cielo vasto,
abierto
y transparente.
Desde el copal de nuestro corazón,
desde el sahumerio
de nuestro corazón,
ascienden los humos,
ascienden los inciensos,
ascienden las fragancias,
buscando
los poderes superiores.
los saberes superiores,
los superiores quereres.
El cielo es el delirio
de nuestra
sangre.
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