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La atención es el valor total


Como yo lo veo, no hay cosa más importante en el universo que la atención.

 

Si no hay atención, entonces no hay experiencia. Podés tener al mismísimo Dios enfrente, pero si no tenés la atención para verlo no lo verás lo mismo: es como si no estuviera ahí.

 

La atención determina totalmente tu experiencia. O como diría William James, la experiencia es lo que atiendes. Si atiendes un vaso, ese vaso es tu experiencia. Si atiendes el horror, el horror es tu experiencia. Si por el contrario atiendes a Dios, tu experiencia se torna divina. 

 

La atención es nuestro mayor capital espiritual. Sin este capital estamos perdidos. Seremos succionados por el mundo de la ilusión. 

 

Desde luego, la atención no es solamente crucial para la empresa espiritual y la disciplina contemplativa: lo es para cualquiera disciplina: moral, intelectual, estética, social y práctica. Todos esos poderes son posibles gracias a la atención. 

 

Así pues, la atención es el valor total.

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