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Karma y liberación


¿Hay dos preguntas que debemos hacernos: ¿el liberado genera o no karma?; ¿le debe importar al liberado el asunto del karma? Exploremos la cuestión.

 

¿El liberado genera o no karma?

 

Algunos aseguran que el liberado no genera karma y que el karma no sigue corriendo luego de la liberación. Con la liberación se deshace toda ilusión, incluso e incluida la ilusión del karma. 

 

Otros se oponen fervientemente a este punto de vista, asegurando que el liberado de hecho sí genera karma. Es cierto que el liberado ha activado en sí un nivel absoluto, en donde el karma no le toca. Por lo mismo es que a veces se da una suerte de indiferencia a la circunstancia kármica. Pero todo ello no quiere decir que si pasa la calle sin ver no será atropellado, por ejemplo. La liberación no nos exime de las leyes del karma, a un nivel relativo. En su existencia relativa, el karma toca al liberado sin duda, e incluso hay quien dice que le toca más, en virtud de que tal karma es más pesado. Es dable pensar que el liberado genera menos karma, pero el karma que genera tiene más peso, por ser un liberado justamente. No solo los liberados generan karma, a veces dicho karma huele realmente muy mal. Por supuesto, que seamos sin mácula no quiere decir que seamos liberados. Pero lo inverso ciertamente aplica: que seamos liberados no quiere decir que seamos sin mácula. En realidad, entre más liberados más cuidadosos tenemos que ser con respecto del karma que generamos. La posición de negar el karma en la liberación es incluso peligrosa, porque nos puede dar licencia para lo peor, y puede arrebatarnos el impulso de ayudar el mundo. 

 

Lo que sí podemos hacer es matizar y decir que el liberado genera karma pero distinto, en su naturaleza e intensidad, al de una persona convencional. Ya dijimos que el liberado genera karma más pesado, aunque menos karma, a menos claro que lo esté generando deliberadamente y para el bien de todos, en cuyo caso estamos hablando de karma limpio y benigno, y puede que lo esté generando a granel. En cuanto al karma tóxico, el liberado tiende a generar menos karma por estar liberado: algunos liberados generan muy poco karma, al punto que es casi insignificante. Por supuesto la cantidad y calidad de karma que el liberado genere dependerá de la cantidad y calidad de su liberación. En todo caso, su relación con el karma es distinta, y esa distinta reacción a la acción kármica le dará un karma distinto, sin duda. Algunos incluso aseguran que esa relación con la acción es lo único que importa, kármicamente hablando. 

 

Pero aunque el liberado ya no generase karma, hay un karma residual que sigue corriendo. La liberación no nos exime del karma residual. La liberación de ningún modo borra nuestras cuentas kármicas. Incluso si ya no generamos karma, este seguirá corriendo, de la misma manera que las aspas del ventilador siguen dando vueltas, aunque el ventilador ya está apagado. De hecho, lo recomendable es limpiar antes de despertar la mayor cantidad de karma, porque es posible que con la liberación perdamos el interés en purificarlo. Por supuesto, no podemos clarear todo nuestro condicionamiento antes de despertar. Si la condición del despertar es clarear todo el condicionamiento, nunca vamos a despertar. De hecho clarear el condicionamiento puede ser utilizado como una forma de afianzarlo. Una posibilidad es clarear el suficiente condicionamiento antes de despertar, y luego clareamos el resto desde el estado despierto. Podría argumentarse incluso que trabajar nuestras disfuncionalidades estando liberados es más eficaz que trabajarlas no estándolo. Y que hay karmas que no podremos clarear hasta que estemos liberados, porque solo la liberación nos permitirá lidiar con la intensidad que involucra dicho clareamiento. 

 

¿Le debe importar al liberado el asunto del karma? 

       

Algunos consideran que el asunto del karma no debe importar al liberado. Que la preocupación por el karma limita su liberación o le distrae de la misma. Eso es "perderse en la conducta", como diría Tulku Urgyen. 

 

Pero el mismo Urgyen nos invita a no perdernos en la liberación. Por tanto, el karma debe importar. No solo desde el plano relativo y desde el sendero de la relación, sino en función de la propia libertad. Incluso puede que la preocupación por el karma no solo complemente sino expanda nuestra liberación. 

 

En términos prácticos, quizá convenga tomar en consideración el asunto del karma, pero de una forma relajada, al modo espacioso y no regimentado de los maestros dzogchen. Y quizá convendría citar uno del ellos, al gran Namkhai Norbu cuando dice: «En Dzogchen uno aprende a hacerse responsable de uno mismo sin seguir reglas». 

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