Skip to main content

Las cualidades del ser en sí


¿Tiene cualidades el ser en sí?

 

Si tiene cualidades, son antes bien cualidades trascendentes.

 

Cualidades puras. 

 

¿Y qué quiere decir que las cualidades son puras? Quiere decir que son cualidades sin objeto, cualidades que no requieren ningún tipo de condición u otredad. 

 

Normalmente el amor necesita otro ser para amar, y para ser amado, por ejemplo. 

 

Pero el amor del ser en sí no requiere otro, su amor no requiere ningún objeto de amor, no requiere otro amado y otro amable que sí mismo. 

 

Estas cualidades trascendentes son las mismas que tiene la consciencia dual, pero ahora desprovistas de objeto y dualidad. 

 

El ser en sí es pues pura presencia, pura consciencia, puro amor, puro gozo, puro poder. 

 

El ser en sí es presencia sin objeto, consciencia sin objeto, amor sin objeto, gozo –o deseo– sin objeto, poder sin objeto.    

 

El ser en sí es presencia en sí, consciencia en sí, amor en sí, gozo en sí, poder en sí. 

       

 

Pura Presencia

 

El ser es inevitable. 

 

Esta inevitabilidad, esta inescapabilidad del ser, es su presencia. 

 

Presencia quiere decir en este contexto que el ser no puede no ser.

 

No poder no ser es la verdadera presencia y la verdadera omnipresencia.

 

¿Cómo podemos escapar nuestro ser?

 

Ni siquiera podemos escapar nuestro ser en el sueño o el delirio. 

 

Incluso los sueños y las irrealidades son. 

 

Hasta las ficciones están hechos con el material del ser. 

 

No hay nada que no sea.

 

Hasta la nada es.

 

Puedo negar cualquier cosa, pero no puedo negar el ser en su presencia.

 

Mi negación misma es.

              

Incluso cuando decimos que no somos, algo ahí está siendo eso que dice que no somos. 

 

El ser es, la negación del ser es, el ser negante es. 

 

El problema es que ignoramos y damos por descontada esta simple sensación, por así llamarle, de ser.

 

Esta presencia.

 

Por supuesto, cuando hablamos de presencia a estas alturas no hablamos de la mera presencia mental o ya individual. 

 

 

Puro conocer

 

Aparte de ser presencia pura, el ser es puro conocer.

 

El ser es pura luz.

       

Luz aquí no quiere decir luminosidad fenoménica o fotónica.

 

Luz aquí quiere decir lucidez, sintiencia. 

 

Nos referimos a la cualidad despierta, cognoscente y efulgente del ser. 

 

El ser es el que sabe, lo que siempre está sabiendo, eso es el ser.

 

Es omnisciencia fundamental. 

 

¿Y qué conoce el ser?

 

El ser en sí solo se conoce a sí mismo. 

 

Tal es su única finalidad: conocerse a sí mismo. 

 

Esto a diferencia del testigo que lo sabe todo, que lo sabe todo de todos los tiempos y todos los espacios, posee esa suerte de ubicuidad cognitiva.

 

El ser puro no requiere saberlo todo porque se sabe a sí mismo, y ese sí mismo es el centro de donde manan todos los saberes. 

 

Este saber no es un conocer dual, sino un conocer no dual (y aquí hablamos de una no dualidad trascendente, distinta a la no dualidad encarnada).

 

Cuando hablamos de un conocer no dual nos referimos a un conocer en donde lo conociente y lo conocido no son dos, no son aparte.

 

Dicho bien, en el ser en sí no hay conociente ni conocido. 

 

Toda dualidad colapsa en la unidad del ser.

 

Este es el estado unitivo primordial. 

 

Por tanto este ser puro, ese solo ser, se sabe, no desde fuera, sino desde sí.

 

En el momento en que conozco el ser desde fuera, ya no soy ser puro. 

 

Cuando conozco a distancia, soy ya la consciencia dual, que siempre es consciencia de otro. 

 

Muy distinto es conocer sin diferencia, más allá del dos.

 

El ser en sí es autoconsciencia. 

 

Pero decir autoconsciencia ya tiene algo de falso: ya nos saca del ser en sí y nos pone en el ámbito del testigo, del testigo cuando este se atestigua, antes de disolverse. 

 

El conocimiento que el ser se profesa a sí mismo no implica en realidad ninguna consciencia, en el sentido convencional de la palabra. 

 

En todo caso podemos hablar de consciencia sin objeto. 

 

De conocer sin objeto. 

 

(Concer sin objeto es conocer con "s": conoser.)

 

Bien. 

 

Ser es conocer el ser.

 

Para ser solo tengo que conocer el ser.          

 

El ser es ser y conocer al mismo tiempo; en el ser, ser y conocer son lo mismo.

 

El ser conoce porque es; y es porque conoce.

 

Solo siendo el ser conoce. 

 

Y el ser conoce siendo. 

 

Como no hay distancia entre el ser y sí mismo, el ser no tiene que viajar para llegar a ser, no tiene que caminar distancia alguna para ser. 

 

 

Pura intimidad

 

Lo cual nos lleva a la tercera cualidad del ser, que es la intimidad.  

 

En efecto, la razón por la cual no tengo que viajar para ser es que el ser es pura intimidad, pura inmediatez.

 

No hay un lugar en donde el ser sea más cercano o más distante.

 

Incluso en el mundo manifestado puedo decir que algo está más cerca que otra cosa: física, afectiva, mentalmente.

 

Pero no puedo decir que el ser de algo está más cerca que el ser de otra cosa.

 

Y eso es porque en el ser no hay distancia. 

 

A veces se dice que el ser está más cerca que la propia yugular. 

 

Es una forma poética de ponerlo, nomás. 

 

De análoga manera, cuando decimos que el ser es intimidad pura, es solo una concesión poética. 

 

Porque decir intimidad ya es traicionar al ser, es colocarle en una relación imposible de cercanía y espacio, en una relación ya dual. 

 

En una relación de dos seres, entre los cuales hay un hiato o brecha. 

 

Incluso si no hay brecha, si los dos seres se están tocando, hay todavía una separación. 

 

La cercanía no evade la separación. 

 

El ser es la condición y posibilidad misma de cualquier encuentro, más que su cercanía.

 

Si nos gusta la palabra intimidad, es porque es una palabra tan relacional. 

 

Y en efecto, el ser es lealtad pura, presencia incondicional, o simplemente amor puro, sin objeto. 

 

Y el perfume de este amor es el gozo.

 

 

Puro gozo

 

El yo soy es sin sufrimiento. 

 

Nada puede lastimarlo.

 

Su naturaleza es el gozo y la felicidad misma sin atributos.

       

Como dice Rupert Spira: «La felicidad no es una experiencia que yo, Presencia consciente, tengo. Es lo que soy.»

 

 

Puro Poder

 

Finalmente el ser es puro poder.

 

Del ser que soy surgen todas las realidades y todos los seres discretos.

 

Aunque yo mismo no necesito de estos seres para ser.