La energía cósmica de la kundalini está dormida, pero podemos despertarla por medio de la práctica, el yoga y la sadhana. Con lo cual pasa de ser energía despierta dormida a ser energía despierta despierta.
Kundalini Yoga
Aquí estoy utilizando yoga de la kundalini en su acepción más amplia, no meramente como ese cúmulo de kriyas que enseñaba, por ejemplo, Yogi Bhajan.
O como esas prácticas de inspiración tántrica, rastreables en ciertas escuelas gnósticas contemporáneas.
En realidad hay muchas prácticas que pueden estimular la kundalini. En rigor todo yoga que estimule la kundalini es kundalini yoga.
Una forma muy formal de abrir la kundalini es abrirse al shaktipat del gurú.
Pero luego hay prácticas menos formales, incluso nada formales, incluso llanamente informales. Hay quienes han encendido su Kundalini a pura fiesta electrónica, por poner un ejemplo.
A veces la kundalini se despierta sin una práctica como tal: simplemente es catalizada por ciertos eventos como la muerte de un ser querido, un accidente, una substancia, un efecto astral, etc.
O ni siquiera hay un evento de por medio: simplemente vas por la calle y se te prende la kundalini. (Lo cual no quiere decir que no haya una serie de eventos y circunstancias previas que formularon ese no evento.)
Sin embargo a estas personas que son sorprendidas por la kundalini no necesariamente les va bien, porque su sistema no está preparado para ese overload de energía.
No tienen el contenedor yóguico necesario para contener la energía de la kundalini.
Preparar el camino para el Señor
Digamos que la práctica espiritual, además de instigar el despertar de la kundalini, forja el contenedor yóguico que necesitas para poder soportar el paso de la kundalini sin que te queme los fusibles.
Por otra parte, la práctica generalmente viene acompañada de una teoría, de un contexto. Esas personas que tienen despertares espontáneos de la kundalini a menudo no saben qué diablos les está pasando, es decir carecen de contexto, y creen simplemente que se están volviendo locos, y empiezan a tomar antidepresivos o qué sé yo.
Y terminan haciéndose daño por tratar de arreglar algo que no entienden.
Está caliente
El yoga formal de la kundalini generalmente busca incentivar algún tipo de intensidad.
Como ya se dijo, hay muchas prácticas para generar este calor sagrado. Por ejemplo en el budismo tibetano está esa magnífica yoga llamada tummo.
El propósito de la práctica formal de kundalini es invocar un calor calcinante que aniquile los karmas, un ardor que queme el ego, un fuego que lo abrase todo.
La energía de la kundalini destapa los bloqueos, limpia los canales, reconfigura los sistemas, y prepara el camino para el Señor, siendo el Señor en este caso el Espíritu Santo, que no es más que la kundalini misma, el poder despierto.
Una vez el fuego se ha activado, puede ser muy desagradable, o puede ser tan agradable que se vuelve muy desagradable.
Es el insoportable éxtasis de Dios.
Todo nacimiento, incluido el de la kundalini, requiere un parto, y no hay parto agradable.
La gente romantiza la experiencia de la kundalini pero de hecho es muy perturbadora.
Una vez escribí un post al respecto en mi Face:
«Todas estas noches he sido cocinado por la kundalini. Asado. Freído. Hay gente que pretende gestionar o domesticar la kundalini con la respiración. Están verídicamente locos. Me considero a estas alturas más o menos experto en técnicas de respiración y sé que ninguna funciona para apaciguar esta electricidad salvaje. La kundalini no es apaciguable, no es gestionable. La kundalini es ser quemado, punto.»
Otro post:
«Kriyas, contorsiones, fuegos incontrolables, placeres y dolores quemantes, desagradables, en la madrugada. La energía circula, violenta, abriendo surcos en el cuerpo, que termina descoyuntado, apaleado, suavecito, por el tránsito indomable de la energía.»
Una vez activada la kundalini, se deriva, no hay mucho que se puede hacer para contenerla. La kundalini simplemente no está bajo nuestro control.
Lo que sí está bajo nuestro control, acaso, es la práctica de la kundalini como tal. Se diría que hay contextos y condiciones que van a circunstanciar mejor la práctica de la kundalini.
Por dar un ejemplo la presencia de la luna llena puede ser un factor decisivo a la hora de practicar la yoga de la kundalini (y de hecho de cualquier práctica espiritual), ergo queremos incluir o excluir ese factor de nuestra práctica, según.
Cautelas
¿Qué más? Dado lo abrasivo de esta energía, no es sabio hacer la práctica de kundalini sin estar preparado para sus consecuencias.
Se recomienda por lo tanto no hacerla prematuramente, o sin saber qué se está haciendo.
Se han visto personas que instigan la kundalini por medio de pranayamas violentos con resultados muy torcidos.
Algunos maestros de hecho recomiendan no meterse con la kundalini nunca. Dicen que la kundalini tiene que despertarse por su cuenta, naturalmente. Este un tema fascinante que merece debate.
¿Quién practica la Kundalini?
Tomemos en cuenta que el practicante espiritual que pretende estimular o despertar la kundalini ha sido ya previamente despertado en alguna medida por ella.
Es porque el practicante ya está hasta cierto punto kundalizado que puede él calentar su propia kundalini.
En suma: la kundalini ha despertado al practicante con su poder despierto para que el practicante la despierte a ella. Kundalini atiza en nosotros la práctica que va a atizarla a ella. La Kundalini estimula en nosotros el yoga de la kundalini.
En cierto momento, al practicante individual le puede parecer que es él quien está despertando la kundalini y moviéndola por los chakras.
O inversamente le puede parecer que la kundalini lo está despertando a él y se está despertando dentro de él.
Ambas formas de verlo son deceptivamente dualistas.
En realidad, y en rigor, Dios se está despertando a sí mismo.
La energía despierta de Dios crea a Diosa en su forma dormida o inconsciente, pero en el centro de la Diosa dormida, hay un caballo de Troya: la Diosa despierta acurrucada, la venerable serpiente acurrucada, que desde ahí danza y se despliega.
Dios se despierta a sí mismo por sí mismo desde sí mismo.
Y el practicante, como expresión de Dios, es parte de este proceso.
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